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Voto de Joaxbol:
7

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7
6.1
35,684
Terror. Ciencia ficción. Fantástico
Cinco estudiantes universitarios se preparan para pasar el fin de semana en una cabaña situada en un remoto bosque y sin medios de comunicación con el exterior. En el sótano encuentran una extraña colección de recuerdos; entre ellos, un diario que habla de la antigua familia que ocupó la casa. Mientras tanto, un par de técnicos en una planta industrial se están preparando para una operación desconocida. Están filmando a los jóvenes con ... [+]
12 de noviembre de 2013
12 de noviembre de 2013
37 de 47 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta crítica contiene spoilers conocidos y desmenuzados por todos a lo largo de estos treinta últimos años.
Cinco adolescentes van a pasar un fin de semana en una cabaña que posee el primo de uno de ellos. La rubia, el deportista, el tonto, el empollón y la virgen. ¿Original, verdad? Para colmo la cabaña está en un bosque, lejos de toda comunicación con el exterior. Además hay un sótano con un motón de cosas que parecen muy macabras pero que por la curiosidad acaban tocando... entre ellas escogen un libro que habla sobre una tortura que hubo allí -no faltan hogueras e hijos discapacitados-. Unas palabras en latín deberán pronunciarse en voz alta para liberar 'algo'. Es hora de que la virgen comience el ritual.
La casa tiene cámaras escondidas y echa un gas que atonta a los personajes (¿No entendéis ahora la trama disfuncional de "Sé lo que hicisteis el último verano"? Si es que con drogas...). Un ascensor conduce a una construcción subterránea en la que cientos de empleados están controlando lo que ocurre. Ya tenemos el giro. Encargados de liberar lo que los protagonistas -inocentes en el juego- escogen en el sótano: podían haber elegido cualquier otro objeto. Si fuera una caja de música a lo mejor habrían tenido que lidiar con la muñeca diabólica de "Expediente Warren" (y sus 1001 precuelas). De haber escogido una cinta transgresora podrían haber invocado a la niña de "The Ring", una pelota... ¿al payaso de "It"? una caja de música al hombre de cuchillas, a los tritones, a la anaconda, al monstruo del saco o al del Lago Ness. A cualquiera. Eligieron el libro y con ello su correspondiente historia de zombies lacerantes. He aquí un ritual de seguimiento que todos conocemos: antes de pasar al festín vienen los entremeses. La rubia y el deportista se encargan de crear ese entorno morboso que el público desea (tetitas blancas en plena luz de luna) para acto seguido (o interrumpido) ver sus cabezas en una motosierra.
Las cintas de terror actual suelen estar tremendamente desgastadas: grupos que se separan, que se meten a sótanos ajenos o que escuchan voces y sólo creen que han oído 'algo'. Todas estas cosas aparecen aquí de forma... ¿paródica? No. No estamos ante otra "Scream" con autoconciencia carca. Hay una moraleja inteligente por parte de este slasher con declaración de intenciones: los empleados/directores/productores manejan a su antojo la cabaña/película-condenada. Las víctimas sirven de sacrificio para unos dioses sedientos de sangre (literal y metafóricamente). ¿Y quiénes son esos dioses a los que se debe satisfacer? Nosotros. Hartos del mismo guión. Condenados y adormilados a la rutina de siempre: podrá ser un fantasma, un carnicero o una niña con ojos del demonio pero los entresijos, trucos y giros de tuerca nos los sabemos de memoria. Así que es tiempo de una revolución. De dejar de ser meros espectadores para convertirnos en los que realmente (de)mandan. Dignificando un género perdido y arrastrado por la reiteración (cada vez más absurda y aburrida). ¿Y cómo? Reinvirtiendo la fórmula. Es hora de un apocalipsis para un póstumo renacer. Todos esos monstruos enjaulados bajo tierra deberán salir: lloverá sangre culpable, aquellos que jugaban a ser Dios serán engullidos por sus propias creaciones y marionetas, embrutecidos por el tono ácido a lo H.P. Lovecraft...
No os confundáis y os vayáis con la idea de que esto un cruce entre "Scream" y el remake sanguináreo de "Posesión infernal". "Scream" iba más enfocada a la parodia en sí... "La cabaña en el bosque" da las riendas a la reinvención (y revolución del espectador) llevada al máximo exponente sin desmitifcar tropecientas referencias del género y sirviendo "Posesión infernal" (Sam Raimi) como base y modelo bucólico a seguir.
Dolor supervivo caro. Dolor sublimus caro. Dolor ignio animus.
Cinco adolescentes van a pasar un fin de semana en una cabaña que posee el primo de uno de ellos. La rubia, el deportista, el tonto, el empollón y la virgen. ¿Original, verdad? Para colmo la cabaña está en un bosque, lejos de toda comunicación con el exterior. Además hay un sótano con un motón de cosas que parecen muy macabras pero que por la curiosidad acaban tocando... entre ellas escogen un libro que habla sobre una tortura que hubo allí -no faltan hogueras e hijos discapacitados-. Unas palabras en latín deberán pronunciarse en voz alta para liberar 'algo'. Es hora de que la virgen comience el ritual.
La casa tiene cámaras escondidas y echa un gas que atonta a los personajes (¿No entendéis ahora la trama disfuncional de "Sé lo que hicisteis el último verano"? Si es que con drogas...). Un ascensor conduce a una construcción subterránea en la que cientos de empleados están controlando lo que ocurre. Ya tenemos el giro. Encargados de liberar lo que los protagonistas -inocentes en el juego- escogen en el sótano: podían haber elegido cualquier otro objeto. Si fuera una caja de música a lo mejor habrían tenido que lidiar con la muñeca diabólica de "Expediente Warren" (y sus 1001 precuelas). De haber escogido una cinta transgresora podrían haber invocado a la niña de "The Ring", una pelota... ¿al payaso de "It"? una caja de música al hombre de cuchillas, a los tritones, a la anaconda, al monstruo del saco o al del Lago Ness. A cualquiera. Eligieron el libro y con ello su correspondiente historia de zombies lacerantes. He aquí un ritual de seguimiento que todos conocemos: antes de pasar al festín vienen los entremeses. La rubia y el deportista se encargan de crear ese entorno morboso que el público desea (tetitas blancas en plena luz de luna) para acto seguido (o interrumpido) ver sus cabezas en una motosierra.
Las cintas de terror actual suelen estar tremendamente desgastadas: grupos que se separan, que se meten a sótanos ajenos o que escuchan voces y sólo creen que han oído 'algo'. Todas estas cosas aparecen aquí de forma... ¿paródica? No. No estamos ante otra "Scream" con autoconciencia carca. Hay una moraleja inteligente por parte de este slasher con declaración de intenciones: los empleados/directores/productores manejan a su antojo la cabaña/película-condenada. Las víctimas sirven de sacrificio para unos dioses sedientos de sangre (literal y metafóricamente). ¿Y quiénes son esos dioses a los que se debe satisfacer? Nosotros. Hartos del mismo guión. Condenados y adormilados a la rutina de siempre: podrá ser un fantasma, un carnicero o una niña con ojos del demonio pero los entresijos, trucos y giros de tuerca nos los sabemos de memoria. Así que es tiempo de una revolución. De dejar de ser meros espectadores para convertirnos en los que realmente (de)mandan. Dignificando un género perdido y arrastrado por la reiteración (cada vez más absurda y aburrida). ¿Y cómo? Reinvirtiendo la fórmula. Es hora de un apocalipsis para un póstumo renacer. Todos esos monstruos enjaulados bajo tierra deberán salir: lloverá sangre culpable, aquellos que jugaban a ser Dios serán engullidos por sus propias creaciones y marionetas, embrutecidos por el tono ácido a lo H.P. Lovecraft...
No os confundáis y os vayáis con la idea de que esto un cruce entre "Scream" y el remake sanguináreo de "Posesión infernal". "Scream" iba más enfocada a la parodia en sí... "La cabaña en el bosque" da las riendas a la reinvención (y revolución del espectador) llevada al máximo exponente sin desmitifcar tropecientas referencias del género y sirviendo "Posesión infernal" (Sam Raimi) como base y modelo bucólico a seguir.
Dolor supervivo caro. Dolor sublimus caro. Dolor ignio animus.