Añadir a mi grupo de amigos/usuarios favoritos
Puedes añadirle por nombre de usuario o por email (si él/ella ha accedido a ser encontrado por correo)
También puedes añadir usuarios favoritos desde su perfil o desde sus críticas
Nombre de grupo
Crear nuevo grupo
Crear nuevo grupo
Modificar información del grupo
Aviso
Aviso
Aviso
Aviso
El siguiente(s) usuario(s):
Group actions
You must be a loged user to know your affinity with Jinete nocturno
Voto de Jinete nocturno:
6

Voto de Jinete nocturno:
6
5.0
1,187
Terror. Romance. Ciencia ficción. Comedia
Desesperado por la trágica muerte de su novia Julie Walker, Curt Reynolds se infiltra en una base militar donde se almacenan los tanques con muertos vivientes y expone el cadáver de su amada a la Trioxin 2-4-5. Tras resucitar, ambos jóvenes huyen a la ciudad, donde Julie comienza a actuar como zombie "come-cerebros"... y a provocar la aparición de más zombies peligrosos. Demasiado tarde, Curt se da cuenta de que ha desatado una ... [+]
10 de agosto de 2009
10 de agosto de 2009
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, me gusta.
Lo sé. Mi psiquiatra ya está trabajando en ello. Me ha dicho que seis meses de psicoterapia, electroshock y 200 mg diarios de Haloperidol bastarán. Volveré entonces y borraré el comentario…Si aún recuerdo mi pass.
Sí, ya sé que Yuzna no es precisamente Coppola y que su filmografía, hecha con cuatro duros y con guiones improvisados sobre servilletas del McDonald (de donde roba el kétchup que usa como sangre falsa), es pura “Serie B” (eso con suerte, las buenas). Pero, oye, hay que reconocerle que tiene un “algo”. Para empezar, el tipo, fuera bromas, en lo puramente técnico, es un director competente; quizás no sea capaz de rodar un plano-secuencia a lo Tarantino, pero sabe dejar la cámara donde toca y extraer interpretaciones fumables de sus actores (lo que es notable, teniendo en cuenta que normalmente los saca de debajo de algún viaducto).
Pero, sobre todo, lo que realmente lo salva de la quema y le da su punto de encanto, son sus obsesiones, sus eternos temas: la redención a través del dolor, la mutilación como fuente de autoconocimiento, la destrucción y degeneración física como consecuencia inevitable de la degeneración moral. Sí: enfermizo, grotesco, insano y bizarro y un poco Cronenberg. Ya os dije que me gustaba.
Vamos a la película:
Supongo que a alguien del estudio debió ocurrírsele que se podía estrujar un poco más la teta haciendo una tercera parte de “El Regreso de los Muertos Vivientes”, así que buscó un director de “género” más o menos competente y reconocido. El problema es que contrató a Yuzna y éste, como de costumbre, ignorando completamente el encargo, hizo lo previsible: utilizó los zombies (muy inteligentemente) como escusa para volver a masturbarse tras la cámara.
Y es que, ya te aviso: si lo que buscas es otra gamberrada con mucho humor socarrón y un poco de gore salchichero con la que echarte unas risas… Ésta no es tu película. Esto es una peli de Yuzna (por y para frikis), que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, utiliza la famosa “2,4,5-Trioxina” -único nexo con las anteriores partes-, para narrarnos lo que realmente le apetece: una historia de amor morbosa, necrófila y con su punto deliciosamente masoquista entre un niñato y su antropófaga novia muerta que, dicho sea de paso, está para comérsela–un chiste muy triste, lo sé-. Y todo narrado con absoluta seriedad: como si fuera Romeo y Julieta versión caníbal. Porque... Hay humor, sí, pero es humor al estilo Yuzna: sutilísimo y muy negro, soterrado y casi imperceptible (spoiler)
El resultado, ya te lo imaginarás, es irregular y no acaba de funcionar: demasiado “de zombis” para colar como melodrama y demasiado pretenciosa como para ser “una de zombis”. Sin embargo, aunque sólo sea por la originalidad (muy de agradecer), su regusto morboso y por un par de escenas que pasarán a la historia del erotismo enfermizo (spoiler), merece un visionado… o dos.
Lo sé. Mi psiquiatra ya está trabajando en ello. Me ha dicho que seis meses de psicoterapia, electroshock y 200 mg diarios de Haloperidol bastarán. Volveré entonces y borraré el comentario…Si aún recuerdo mi pass.
Sí, ya sé que Yuzna no es precisamente Coppola y que su filmografía, hecha con cuatro duros y con guiones improvisados sobre servilletas del McDonald (de donde roba el kétchup que usa como sangre falsa), es pura “Serie B” (eso con suerte, las buenas). Pero, oye, hay que reconocerle que tiene un “algo”. Para empezar, el tipo, fuera bromas, en lo puramente técnico, es un director competente; quizás no sea capaz de rodar un plano-secuencia a lo Tarantino, pero sabe dejar la cámara donde toca y extraer interpretaciones fumables de sus actores (lo que es notable, teniendo en cuenta que normalmente los saca de debajo de algún viaducto).
Pero, sobre todo, lo que realmente lo salva de la quema y le da su punto de encanto, son sus obsesiones, sus eternos temas: la redención a través del dolor, la mutilación como fuente de autoconocimiento, la destrucción y degeneración física como consecuencia inevitable de la degeneración moral. Sí: enfermizo, grotesco, insano y bizarro y un poco Cronenberg. Ya os dije que me gustaba.
Vamos a la película:
Supongo que a alguien del estudio debió ocurrírsele que se podía estrujar un poco más la teta haciendo una tercera parte de “El Regreso de los Muertos Vivientes”, así que buscó un director de “género” más o menos competente y reconocido. El problema es que contrató a Yuzna y éste, como de costumbre, ignorando completamente el encargo, hizo lo previsible: utilizó los zombies (muy inteligentemente) como escusa para volver a masturbarse tras la cámara.
Y es que, ya te aviso: si lo que buscas es otra gamberrada con mucho humor socarrón y un poco de gore salchichero con la que echarte unas risas… Ésta no es tu película. Esto es una peli de Yuzna (por y para frikis), que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, utiliza la famosa “2,4,5-Trioxina” -único nexo con las anteriores partes-, para narrarnos lo que realmente le apetece: una historia de amor morbosa, necrófila y con su punto deliciosamente masoquista entre un niñato y su antropófaga novia muerta que, dicho sea de paso, está para comérsela–un chiste muy triste, lo sé-. Y todo narrado con absoluta seriedad: como si fuera Romeo y Julieta versión caníbal. Porque... Hay humor, sí, pero es humor al estilo Yuzna: sutilísimo y muy negro, soterrado y casi imperceptible (spoiler)
El resultado, ya te lo imaginarás, es irregular y no acaba de funcionar: demasiado “de zombis” para colar como melodrama y demasiado pretenciosa como para ser “una de zombis”. Sin embargo, aunque sólo sea por la originalidad (muy de agradecer), su regusto morboso y por un par de escenas que pasarán a la historia del erotismo enfermizo (spoiler), merece un visionado… o dos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
-El protagonista se da la vuelta y encuentra a su novia muerta (Julie) devorando los sesos de un tipo. ¿Y qué hace? Lo lógico: se arrodilla ante ella, le acaricia suavemente el hombro y, en el mismo tono en el que se recrimina a un perro que se lama el culo, le dice “¿Julie? ¡Julie, para!”. Sólo se echa en falta un “¡Buena chica!”.
-Nuestro “prota” (¡todo un tío!) se empeña en hacerle el amor a su novia (a la misma a la que ha visto comiéndose los sesos de un tipo media hora antes). Pues, ¡qué ternura!: Yuzna, el muy cachondo, nos ofrece un plano de él sobre ella, a lo suyo, mientras la pobre chiquilla, que echa miradas furtivas al cuello y cráneo del imperfecto, trata de mantener la mirada en el techo y se afana en atravesarse la mano de parte a parte con un trozo de vidrio - ha descubierto que el dolor le calma los impulsos caníbales-. Ella, por supuesto, gime salvajemente: de dolor.
-La chica, tratando de mitigar su hambre, y en vista que el dolor le alivia, comienza a perforar, desgarrar, mutilar y lacerar concienzudamente cada centímetro cuadrado de su cuerpo con todo objeto punzante que encuentra, convirtiéndolo en una exposición de ferretería. Cuando da por acabado el proceso, se nos presenta prácticamente desnuda, completamente cubierta de clavos, alambres y cristales que atraviesan cada pedazo de su carne incluidos sus pechos; convertida en una especie de versión celestial e increíblemente voluptuosa de un “cenobita”. ¡Dios lo bendiga por esa imagen, que alimenta mis más sucias fantasías!
-Nuestro “prota” (¡todo un tío!) se empeña en hacerle el amor a su novia (a la misma a la que ha visto comiéndose los sesos de un tipo media hora antes). Pues, ¡qué ternura!: Yuzna, el muy cachondo, nos ofrece un plano de él sobre ella, a lo suyo, mientras la pobre chiquilla, que echa miradas furtivas al cuello y cráneo del imperfecto, trata de mantener la mirada en el techo y se afana en atravesarse la mano de parte a parte con un trozo de vidrio - ha descubierto que el dolor le calma los impulsos caníbales-. Ella, por supuesto, gime salvajemente: de dolor.
-La chica, tratando de mitigar su hambre, y en vista que el dolor le alivia, comienza a perforar, desgarrar, mutilar y lacerar concienzudamente cada centímetro cuadrado de su cuerpo con todo objeto punzante que encuentra, convirtiéndolo en una exposición de ferretería. Cuando da por acabado el proceso, se nos presenta prácticamente desnuda, completamente cubierta de clavos, alambres y cristales que atraviesan cada pedazo de su carne incluidos sus pechos; convertida en una especie de versión celestial e increíblemente voluptuosa de un “cenobita”. ¡Dios lo bendiga por esa imagen, que alimenta mis más sucias fantasías!