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España España · Albacete
Voto de Juan Pablo:
6
Bélico. Drama En los últimos momentos de la II Guerra Mundial, en plena caída del III Reich, Willi Herold, un soldado desertor de 19 años, andrajoso y hambriento, encuentra un uniforme de un capitán nazi. Haciéndose pasar por un oficial, Herold comenzará a transformarse usando la autoridad que le proporciona su nueva identidad, revelando la monstruosa esencia de aquellos de los que trata de escapar. (FILMAFFINITY)
8 de octubre de 2018
8 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Segunda Guerra Mundial sigue siendo fuente inagotable de historias. En esta, basada en las peripecias del soldado alemán Willi Herold, se nos narra la deriva criminal de un soldado que, en las semanas finales del mayor conflicto bélico que ha conocido la humanidad, haciéndose pasar por un capitán de la Luftwaffe comete todo tipo de tropelías.
Cuando preguntado Spielberg por el blanco y negro con el que rodó La lista de Schindler, el americano contestó que “no era capaz de ponerle color al holocausto”. En esta cinta el director Robert Schwentke, también presenta una película en blanco y negro. No he escuchado sus razones, pero ayuda en la creación de una atmósfera tétrica, con la barbarie de unos personajes que ya con todo perdido, se embarcan en una locura asesina sin el menor sentido.
La perversión de la condición humana se nos muestra con toda su crudeza, un simple uniforme es capaz de darle a un demente el poder de asesinar a centenares de personas y pasar a la posteridad como El verdugo de Emsland. Todo en escasos días, y con Herold contando con tan sólo 19 primaveras.
La mecánica criminal del nazismo, con toda su burocracia, era capaz de alumbrar personajes que ascendían, o encontraban un mejor acomodo en el régimen dando soluciones drásticas a problemas complejos. Brocha gorda y sin miramientos. Como Adolf Eichmann, perfecto urdidor y organizador de la logística de las cámaras de gas, Herold se da pronto cuenta que el asesinato sistemático y calculado es lo que requiere la situación, y su nueva identidad. Estos personajes finalmente cayeron, dejando tras de sí muchas preguntas que al intentar aclararlas aún provocan polémica. Como le ocurrió a Hannah Arendt cuando publicó Eichmann en Jerusalén, intentar comprender el por qué se fue capaz de llegar a estos deleznables hechos no parece en absoluto trivial.
Juan Pablo
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