Después del éxito arrollador del El Padrino en 1972, la productora quiso aprovechar el tirón y seguir con la saga, a la cual no estaba en principio interesado en dirigir Coppola, sugiriendo a Martin Scorsese para tal fin. Pero como la productora le permitió todas sus condiciones, repetimos con el mismo director.

Normalmente es más complicado acertar con las segundas partes, ya el tema se conoce, los personajes y se pierde el factor sorpresa. Pero Coppola inteligentemente nos muestra algo muy interesante, nos cuenta dos historias paralelas. Por un lado el momento actual con un Michael Corleone al mando de la familia y siguiendo con esa transformación que ya vimos en la última parte de la primera entrega y por otro lado, el comienzo del poder de Vito Corleone y su infancia en Sicilia, hasta llegar a convertirse en un hombre poderoso en Nueva York. Marlon Brandon dejó el listón muy alto con su interpretación del personaje en el año 1972, pero no menos buena fue la actuación de un gran De Niro, cuyo trabajo terminó siendo premiado igualmente con la estatuilla al mejor actor.

Una muy buena continuación de una de las mejores sagas de la historia del cine.