Sí, lo sé, entré en la sala porque todo lo que había para elegir no nos molaba nada o ya lo habíamos visto. Me habían advertido que era algo femenina y que a los chavales no les iba a llenar mucho. Pero aún así, era o ver esto o dejar a los peques sin cine. Y como tienen un padre valiente, ejem, ejem...


Lo primero que me descolocó fue el concepto Troll, la primera vez que lo escuché era muy niño, alguno de vosotros recordaréis los dibujos animados de David el Gnomo, pues bien, esos seres eran sucios, daban asco y les colgaban los mocos. Y ahora me encuentro unos seres encantadores, con los pelos dando un homenaje a Ágatha Ruiz de la Prada y encima cantan como los chavales de OT cuando abandonaban la academia.

Pero para más confusión, los malos son feos de narices, los Bertenos. Unos seres infelices y desdichados, cuya felicidad la encuentran únicamente cuando se comen a un troll. Y es aquí donde arranca nuestra aventura.

Pero, pero, pero, no acaba aquí los despropósitos encontrados en ésta historia. Si eres 20 veces más pequeño que tu enemigo, el cual solo desea devorarte y huyes al bosque a esconderte, jamás, jamás, se me ocurriría montar un sirio de la hostia con luces y fuegos artificiales que delate mi posición. No sé que fumaría el guionista, pero debe ser muy buena.

Pues para no alargar esto más de lo necesario decir que el protagonismo principal recae sobre la princesa Poppy, quien va sobrada de buen rollo, te abraza, te hace reír y te canta con más salero que Joselito cuando era niño. Pero por otro lado tenemos a Branch, quien debido a un suceso ocurrido en su infancia, se ha convertido en un ser triste y afligido, llegando incluso a perder el color luminoso de su especie. Siempre ocupado en protegerse de un futuro ataque de los Bertenos.

Un ataque ¿inesperado? llevará a un grupo de Trolls a ser capturados y llevados al castillo del rey para ser devorados en día especial de su fiesta anual y Poppy tendrá que aparcar ese lado tierno y sacar la armadura junto al tristón Branch para recuperar con vida a sus amigos de la infancia.

Entretenida, especialmente en lo musical. Se nota la mano en la producción de Justin Timberlake y las colaboraciones de Ariana Grande y Gwen Stefani.