Como acostumbro antes de aporrear el teclado para dejar mis impresiones por aquí, es buscar algo de información acerca del hecho en cuestión y mucho más cuando de algo que ocurrió en realidad se trata.

Si el título hubiese sido...el mejor caballo de toda la historia, creo que tampoco estaría exagerando. Os voy a desmenuzar un poco la importancia de lo que realizó este grandioso caballo sin caer en el aburrimiento. A los amantes del fútbol si os digo que lo mejor de la temporada es hacer un triplete, seguro que lo entendéis perfectamente. Pues es tal la hazaña realizada por este animal, que no sólo pulverizó récords que no se movían en 25 años, sino que después de su gesta, han pasado 43 años y sus récords siguen intactos. Ahí es nada.

Pero Randall Wallace profundiza más en la historia humana, que en la deportiva. ¿Por qué se preguntarán muchos si tenía a huevo explotar el desarrollo de forma tan clara? Por cuestiones de fe.

Pongamos nombre a cada cosa. Nuestra protagonista se llama Penny y su padre tiene una granja donde cría caballos, su fuerte ha sido siempre las yeguas, las cuales acuerda preñarlas con importantes sementales y con el tiempo, por medio del lanzamiento de una moneda, se escoge la cría de las yeguas a parir. Con la muerte de su padre, lo más rentable económicamente es vender la granja. Y más cuando Penny y su hermano tienen una vida asentada y tranquila y no tienen necesidad de problemas. Pero a Penny le afecta algo, el sueño de su padre, ganar el derby de Kentucky y a ello se pone. Negocia emparejamientos, donaciones y otros planes deportivos para adquirir un buen caballo y su instinto la lleva a elegir a Secretariat, quien era la segunda opción para el ganador de la moneda.

Las condiciones físicas de este caballo, su perfecto entrenamiento y su gran cuidado, lo llevarán a dejar escrito su nombre en letras de oro en el precioso mundo de las carreras de caballo. ¿Cómo ocurrió todo?

Pasen y disfruten, yo ya lo he hecho.