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Voto de wílliam venegas:
3

Voto de wílliam venegas:
3
4.8
80
Drama
Mariana y Rodrigo visitan la costa del Pacífico en vacaciones de Año Nuevo. Tarde por la noche, en medio de la nada, encuentran a Karina, que se escapó de su casa. La pareja decide quedarse con ella esa noche y buscar ayuda por la mañana. Pero cuando se despiertan, la niña ya no está. (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2011
21 de marzo de 2011
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al fin se estrena, en San José, la película costarricense Agua fría de mar (2009), dirigida por Paz Fábrega. Se ha exhibido en distintos festivales en otros países y nos dicen que con buenos resultados ante la crítica. Aquí se estrenó en la playa donde fue filmada, en el Parque Nacional Marino Ballena.
El guion es de la propia directora, en afán de darle a la película un apropiado concepto de cine de autor. En realidad, se trata de un guion sin ninguna historia propiamente dicha, por lo que es imposible aplicarle un doble principio analítico y estructural, que consiste en descomponer el relato en unidades abstractas y en definir las combinaciones posibles de esas unidades, en analizarlas o clasificarlas.
Ciertamente hay una situación inicial: una niña que se pierde de su casa durante una noche, que duerme a la vera de la playa, y la muchacha que la encuentra. Hay un breve diálogo entre ambas que, por alguna razón, las marca. Nosotros continuamos viendo –de manera alterna– el suceder de poses poco intensas en ambas, hasta un nuevo encuentro entre ellas.
Es importante el trabajo de María Secco con la fotografía, quien sabe plasmar la intención visual de la señorita Fábrega. Hasta ahí. Con abandono importante de la banda sonora, muy pobre, y con actuaciones más bien malas del elenco principal (se siente la novatada, la incapacidad de los actores para ir adentro de sus personajes), el guion sufre de una catálisis opresiva: el posible argumento comienza a disolverse en sí mismo, como una reacción química donde nada se altera.
El filme es solo una mirada superficial de algunas emociones poco intensas de sus personajes femeninos (la muchacha y la niña), por lo que Agua fría de mar nos pone en el punto exacto del aburrimiento. Las situaciones se caen como hojas secas de un árbol. A lo anterior, agréguese la pésima dicción de los histriones, capaces de hablar sin que se les entienda lo que dicen. El resultado es una película sin rostro, que pretende ser intimista, lo que no funciona por la superficialidad con que plantea sus descripciones. Es filme sin acontecimientos ni puntos de giro, ni siquiera con un clímax propiamente dicho. Parece una copia ingenua y sin fuerza alguna del cine de Bergman o de Tarkovski.
Este cine no se adentra en nada ni tampoco logra excitar la epidermis del espectador; su debilidad reside en la ausencia de una estructura lógica de sus ideas y resulta como atravesar un mar de agua fría con una barca sin remos ni timón. Su argumento está estirado más allá de lo razonable, es monocorde, lleno de tiempos muertos, donde las imágenes son el único esfuerzo por ofrecer un mínimo de dignidad artística. Aún así, es bueno que vayamos al cine a ver esta película, para confrontar criterios sobre el cine costarricense.
wílliam venegas
crítico de cine de periódico La Nación, Costa Rica
El guion es de la propia directora, en afán de darle a la película un apropiado concepto de cine de autor. En realidad, se trata de un guion sin ninguna historia propiamente dicha, por lo que es imposible aplicarle un doble principio analítico y estructural, que consiste en descomponer el relato en unidades abstractas y en definir las combinaciones posibles de esas unidades, en analizarlas o clasificarlas.
Ciertamente hay una situación inicial: una niña que se pierde de su casa durante una noche, que duerme a la vera de la playa, y la muchacha que la encuentra. Hay un breve diálogo entre ambas que, por alguna razón, las marca. Nosotros continuamos viendo –de manera alterna– el suceder de poses poco intensas en ambas, hasta un nuevo encuentro entre ellas.
Es importante el trabajo de María Secco con la fotografía, quien sabe plasmar la intención visual de la señorita Fábrega. Hasta ahí. Con abandono importante de la banda sonora, muy pobre, y con actuaciones más bien malas del elenco principal (se siente la novatada, la incapacidad de los actores para ir adentro de sus personajes), el guion sufre de una catálisis opresiva: el posible argumento comienza a disolverse en sí mismo, como una reacción química donde nada se altera.
El filme es solo una mirada superficial de algunas emociones poco intensas de sus personajes femeninos (la muchacha y la niña), por lo que Agua fría de mar nos pone en el punto exacto del aburrimiento. Las situaciones se caen como hojas secas de un árbol. A lo anterior, agréguese la pésima dicción de los histriones, capaces de hablar sin que se les entienda lo que dicen. El resultado es una película sin rostro, que pretende ser intimista, lo que no funciona por la superficialidad con que plantea sus descripciones. Es filme sin acontecimientos ni puntos de giro, ni siquiera con un clímax propiamente dicho. Parece una copia ingenua y sin fuerza alguna del cine de Bergman o de Tarkovski.
Este cine no se adentra en nada ni tampoco logra excitar la epidermis del espectador; su debilidad reside en la ausencia de una estructura lógica de sus ideas y resulta como atravesar un mar de agua fría con una barca sin remos ni timón. Su argumento está estirado más allá de lo razonable, es monocorde, lleno de tiempos muertos, donde las imágenes son el único esfuerzo por ofrecer un mínimo de dignidad artística. Aún así, es bueno que vayamos al cine a ver esta película, para confrontar criterios sobre el cine costarricense.
wílliam venegas
crítico de cine de periódico La Nación, Costa Rica