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4
Animación. Fantástico. Drama Basada en un cuento popular japonés anónimo del siglo IX, "El cortador de bambú". La historia comienza cuando una pareja de ancianos campesinos encuentra a una niña diminuta dentro de una planta de bambú, y deciden adoptarla como si fuera su hija. Pasan los años, y rápidamente se convierte en una hermosa mujer pretendida por muchos hombres poderosos. (FILMAFFINITY)
29 de diciembre de 2016
9 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los estudios Ghibli cuentan además de con Hayao Miyazaki con otros directores, en este caso Isao Takahata, que atesora una larga trayectoria a sus espaldas. Ahora bien, no me gusta ni uno ni otro, al menos en esta "El cuento de la princesa Kaguya". Se ve que es algo que los trasciende a ambos y de hecho sucede lo mismo con los grandes directores del cine japonés, como Akira Kurosawa u Yasujiro Ozu. De lo cual se puede extraer una conclusión: que existe una alta cultura nipona, por llamarla de alguna forma, muy apreciada mundialmente pero que es mediocre, representada por estos señores que estoy nombrando; y otra cultura japonesa popular y comercial, que es la que aparece, por ejemplo, en el anime, que es más bien despreciada pero que es bastante más atractiva. La clave, o al menos unas de las claves de esta divergencia, es que los primeros ofrecen un producto más moderno y progresista mientras que los segundos sólo tratan de satisfacer las variadas fantasías o pasiones del espectador medio. Esto se puede apreciar, por ejemplo, en los valores como el pacifismo, en su igualitarismo social o en las figuras femeninas. He leído que es política de los estudios Ghibli presentar a mujeres más o menos feministas, cosa de la que siempre me he percatado. La operación puede traducirse en unos personajes antipáticos, prepotentes, sosos, físicamente feos o masculinizados, cosa con la que se ganan mi animadversión, pero esto es precisamente lo que se alaba de estos artistas, el que rompan con el atrayente modelo sexista tradicional femenino, que por otro lado es que el habitualmente aparece en el anime, por fortuna.

Dicho esto, "El cuento de la princesa Kaguya" es una adaptación muy mimada del famoso cuento del siglo IX "El cortador de bambú". No se puede decir que la película esté formalmente mal hecha, aunque sí es un poco lenta para mi gusto. La banda sonora es bonita, el dibujo, entre la acuarela y el carboncillo, sin ser realmente bello es original y tiene vida, incluso hay algún momento bien conseguido. Ahora bien, el gran pecado de Takahata es tergiversar el relato original para adaptarlo al pensamiento moderno progresista-feminista. Directamente ha convertido a la princesa de la Luna en una teen, a la que su padre no entiende. Esta leyenda, sin los añadidos fantásticos de posteriores versiones, no nos habla de jóvenes que quieren ser libres correteando por ahí, sino de la imposibilidad del amor, sí, el de sus progenitores adoptivos, pero sobre todo entre el emperador del Japón, convertido aquí en un displicente gigoló, y la princesa de la Luna. Ella representa la mujer ideal y soñada pero inalcanzable, dentro de la tradición más puramente romántica, y su historia de amor es de una belleza tal que Takahata no sólo ni se aproxima sino que la asesina. A nuestro director le interesa más reflexionar sobre la condición de la mujer en el siglo IX, que sería mejorable, pero de paso arremete contra la misma idea de nobleza, que aquí sale vapuleada en masa. Tampoco queda claro el motivo del destierro ni por qué la felicidad reside en la pobreza y no en la abundancia. Se supone que en el primer caso se es más libre (tampoco es muy cierto) pero entonces habría que preguntarse por qué todos querían pertenecer a la élite nobiliaria a ser posible.
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