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Voto de Reaccionario:
2
Drama Jefferson Smith (James Stewart), un joven ingenuo e idealista, que parece fácilmente manipulable, es nombrado senador. Ignora que en Washington tendrá que vérselas con políticos y empresarios sin escrúpulos que le harán perder la fe. Sin embargo, gracias a su secretaria, una joven que conoce muy bien los entresijos de la política, protagoniza en el Senado una espectacular y maratoniana intervención en la que, además de defender ... [+]
23 de junio de 2014
16 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
En general, los títulos que tienen como principal objetivo realzar la democracia son de lo más vergonzosos, repipis y pastelosos hasta el vómito, independientemente de que un servidor sea contrario a este sistema político. Aquí el amigo Frank Capra nos inyecta una sobredosis de liberalismo democrático, versión norteamericana, ingenua pero tenaz que tiene el efecto de una apisonadora en un recital de ballet. Retrato político infantil, bobo, propagandístico, torticero y en el fondo, siniestro. Por ejemplo, a eso que quiere hacer Jefferson Smith (James Stewart) les llaman en otros sitios "campos de reeducación", con el agravante de que le van a sacar el dinero a niños abandonados, pobres limpiabotas incluidos, para apartarlos de la calle un par de meses y lavarles el cerebro de paso. Chicos politizados, como si fueran disciplinados agentes del Partido Comunista, recitando discursos, repartiendo periódicos, hasta jugándose la vida por un pelele con voz de tonto, acorde con su personalidad, pero que es un "gran patriota que recita de memoria los discursos de Lincoln y Washington". Mi propuesta al respecto es que deberían nombrar a Clarissa Saunders (Jean Arthur) senadora porque asusta que un individuo con nula capacidad o conocimientos de ninguna materia pueda llegar a un cargo tan elevado. Pero de eso se trata, los bienintencionados cambiarán el mundo. Otra falacia más para engañar a la gente y causar una decepción tras otra.

Ahora bien, si como película sólo vale para la parodia que le hicieron en "Los Simpson", como documento histórico tiene algo que decir. La clave es que "Caballero sin espada" juega con varios mitos del liberalismo, como la del hombre honrado, cual Zapatero, capaz de cambiar el mundo con su sola voluntad. Más cosas. Qué bonito es eso de defender la libertad de creer y decir lo que uno quiera para a continuación liarse a puñetazos porque no me gusta lo que han dicho los periódicos. O ¿qué es esto de las causas perdidas? Ni siquiera se atreverán a decirlas porque no hay más causas perdidas que las reaccionarias. Hacer un campamento juvenil no es una causa perdida; que los ingleses recuperasen la América que perdieron vilmente en 1776-1783, sí lo es. La clave de todo esto reside en que el gran problema de la libertad es que es para todos y el de la igualdad, que tienes que quitar para poner en otro sitio. O sea, usted puede hacer lo que quiere pero ¡los políticos, empresarios o periodistas también! Encima, al que no esté de acuerdo lo liquidamos. El nacimiento de los Estados Unidos es el de la libertad pero también, va implícita en ella, el del primer genocidio de la historia moderna, que es el de los lealistas, es decir fieles al Rey y a Gran Bretaña, que tuvieron que abandonar por centenares de miles, en la mayor pobreza, el nuevo país para conservar sus vidas. No me olvido del exterminio de los indios o la esclavitud negra.
Reaccionario
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