Y por fin llegamos a uno de los éxitos de la animación japonesa de los últimos años, "K-On!", creado a partir del manga de Kafliky que comenzó a publicar en el 2007. De momento, porque el autor ha proseguido este mismo año la franquicia con "K-ON! Shuffle", se han hecho dos temporadas para un total de 41 capítulos, para ser exactos 12 en la primera más dos OVAs o extras y 24 más tres, sin contar los cortos y la película que se hizo en el 2011. La serie de entrada no parece que tenga mucho gancho, de hecho se la podría calificar para chicas, pero no lo es. El género es comedia y recuerdos de vida, y versa sobre un grupo de alumnas que se apuntan al club de música del instituto y forman una banda de pop. Nada del otro mundo. Dicho lo cual, "K-On!" tiene sus detractores y defensores acérrimos. Según se mire puede ser entendido como una chorrada infantil o una obra maestra. Yo más bien me quedo en un término medio, aunque más cerca de los segundos.

Entre los críticos, para empezar el dibujo no es que sea malo pero los cuerpos están un poco desproporcionados, fijaos como las rodillas están como demasiado bajas. Por otro lado aunque parezca que sí, la música juega un papel muy pequeño en este dibujo. Más serio es que prácticamente no haya trama. Las chicas van a clase, ensayan, meriendan, hablan, tocan música, toman el té, bromean, van de excursión y así repetidamente, no hay más. Por no haber, no hay ni padres, ni romance, ni hombres. Sí, aunque parezca raro el elemento masculino es inexistente y por lo tanto no existe un engranaje ni remotamente amoroso, lo cual es un gran handicap, es que ni siquiera piensan en los chicos. Esto da la sensación de que estas niñas viven en una especie de burbuja idealizada, fuera del mundo real y sus problemas. En "K-On!" no hay conflicto, no hay oposición, no hay dudas, no hay nada que pueda alterar la tranquilidad en la que viven inocentemente.

Ahora bien, sus méritos compensan de sobra estos defectos. Primero, es un anime con el que te ríes mucho. Segundo, es cierto que el dibujo es mejorable pero indudablemente les ha salido unas muchachas que son muy monas. De hecho es un gran acierto de "K-On" su diseño de personajes, todos ellos, aunque diferentes, son un encanto de niñas. Sin duda se impone Mio porque es la más guapa, atención a su cosplay de criada, ojo también a Azusa-Miau o Azusa-Nyan que aunque más infantil es un primor, pero es que todas son personajes atractivos. Cierto que no hay una trama poderosa, ni tensiones, ni drama pero la vida también está hecha de esos pequeños momentos de los que abundan en "K-On!". De eso va la serie, no de tocar música, sino de simplemente estar ahí, compartir y vivir. Por eso es una serie tan agradable de ver y hasta al final consigue emocionarte por su mezcla de sentimentalismo, bondad, pureza, amistad, dulzura y nostalgia.