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Voto de Reaccionario:
3
Romance. Drama. Comedia Holly Golightly es una bella joven neoyorquina que, aparentemente, lleva una vida fácil y alegre. Tiene un comportamiento bastante extravagante, por ejemplo, desayunar contemplando el escaparate de la lujosa joyería Tiffanys. Un día se muda a su mismo edificio Paul Varjak, un escritor que, mientras espera un éxito que nunca llega, vive a costa de una mujer madura. (FILMAFFINITY)
5 de septiembre de 2012
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Que "Desayuno con diamantes" y su archiprotagonista, Audrey Hepburn, (toda la película gira sobre ella y hasta ocupa prácticamente todo el cartel) alcanzaran la fama a la que han llegado resulta revelador de la deriva del pensamiento y los gustos occidentales en los últimos 50 años. Aunque cuenta con algunos elementos de interés (vestuario, banda sonora, cierto glamour, una pareja protagonista atractiva), hacer pasar esta cinta como "la" comedia romántica por antonomasia es un dislate mayúsculo. Aunque nada más fuera porque el romance es insípido y la comedia totalmente inexistente (estoy seguro de que no me he reído ni una vez). Pero si no es romántica, si podemos calificarla de ñoña, superficial y frívola.

Aunque Blake Edwards se basa en la novela homónima de Truman Capote, lo cierto es que anda bastante falto de ideas. Las situaciones que plantea son malas o muy poco creíbles. Por ejemplo, ese principio en el que se conocen Holly Golightly (Audrey Hepburn) y Paul Varjack (George Peppard) es tan forzado. Bueno, casi todos los encuentros entre ambos lo son. Luego, digamos, las historias personales de Holly pretenden enternecer a la fuerza, pero no encajan para nada en la historia (ese hermano Fred que ni siquiera sale). Una historia, que por otro lado, va a saltos, mal construida, sin saber por donde va a salir. Uno tiene la sensación del motivo de esta endeblez reside en que "Desayuno con diamantes" se ha hecho en exclusiva para lucimiento personal de Audrey Hepburn y su personaje, Holly. Ver qué elegante es, como fuma, qué vestidos tiene, y tal y Pascual.

Sobre esto último merece extenderse un poco más pues la cosa trae cola. Vaya por delante que aunque la actriz es mona (aquí no me lo parece tanto, no sé si porque pasaba de los 30 años o por su delgadez incipiente) nunca me ha gustado especialmente. Es más, diría que entre los hombres su éxito ha sido escaso mientras que han sido las mujeres y los homosexuales (si, también son hombres) quienes la han encumbrado como un auténtico icono del cine, y además uno de los mayores. Curiosamente, Audrey fue la primera, o una de las primeras, que cambió los cánones estéticos en Hollywood y por lo tanto, en todo el mundo occidental. Si antes era obligado que la chica fuera despampanante, imponente, realmente bella y glamurosa, o sea una diva, ella impuso la elegancia, la naturalidad y un tipo de belleza mucho más discreta, poco llamativa y hasta normal. Por ese motivo, las mujeres la adoraron. Por primera vez podían identificarse con la protagonista. Total, era más o menos como ella. En cambio, los homosexuales la encumbraron porque deseaban desexualizar a la mujer, convertirla en andrógeno, delgada, sin formas, tendencia bien visible en los modistos actuales.

Aún así el cambio quedaría incompleto si sólo se redujera a la figura pues la figura es sólo un símbolo de la nueva mujer dibujada por las feministas: hay que cambiar también de personalidad. Y aquí entra el personaje Holly, un antecedente lejano de las protagonistas de "Sexo en Nueva York" o "Una rubia muy legal". Ahora la mujer tiene que ser independiente, poco o nada emocional, emancipada, absolutamente negada para las tareas del hogar, desordenada, egoísta, inestable, sin ningún "espíritu maternal", no debe interesarse por el amor, que no quiere comprometerse sino ser libre etc. O sea, rechazar todo lo que antes simbolizaba lo femenino. De este modo, Holly cumple a la perfección este nuevo modelo (si bien no de un modo radical) y como premio los hombres caen rendidos a sus pies sin que ella se lo proponga siquiera.

Sin embargo, a mi Holly me parece sencillamente una petarda, que no hace el papel de alocada, sino que directamente lo es. Pero lo es porque los demás les ríen las gracias como hace Paul, que demuestra tener una escasísima personalidad. Pero se ve a que a las mujeres les cautivó este nuevo tipo de mujer pensando ingenuamente que les iba a caer del cielo el George Peppard de turno. Sea como fuere desde entonces la mujer diva, bella y femenina se bate en retirada (ahora sólo puede hacer de mala o de mujer objeto) mientras que la mujer petarda, normalita y masculina, la tenemos hasta en la sopa con todo el mundo haciéndole la pelota.
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