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Voto de Reaccionario:
7
Animación. Aventuras. Infantil Todos los perros van al cielo... o al menos hasta ahora. A las puertas del cielo es donde se encuentra Charlie, un pastor alemán granuja y estafador, asesinado por su antiguo socio, el malvado Carafea, para hacerse con el control del negocio de apuestas ilegales más importante de Nueva Orleans. Con la inestimable ayuda de su fiel amigo Richie y de María, una niña huérfana que puede hablar con los animales, Charlie tendrá una oportunidad ... [+]
9 de enero de 2021
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
La combinación de ser una propuesta de Don Bluth, el director de la soberbia "En busca del valle encantado" (1988), el año, 1989, y la nacionalidad, esta "Todos los perros van al cielo" nos ha salido británica, me hicieron concebir que realmente podía ser una buena película de dibujos animados. Y si no, seguro que sería mejor que los pestiños de Pixar, Miyazaki y casi todas las obras de este género contemporáneas. Sea como fuere, nos vamos a la Luisiana, Estados Unidos, de los años treinta del siglo XX, en un mundo más bien realista al ser dominado por los seres humanos pero donde los animales hablan y son tan inteligentes que reproducen nuestra sociedad a su manera. Por ahí aparece una niña con un papel trascendental pero el protagonista es un pastor alemán llamado Charlie, un poco granuja pero de buen corazón, y su fiel amigo Richie, un perro de la raza tejonero.

El largometraje es bueno pero podría ser mejor. A veces es demasiado infantil, hay alguna cancioncilla que tampoco pega mucho pero sobre todo que no quiere ir al núcleo de su idea. Para mí, pierde demasiado tiempo en narrarnos las aventuras y trapazas del héroe canino Charlie, en vez de centrarse en su pujante bondad, ¿por qué se vuelcan todos los perros si no ha hecho nada por ellos?, y sobre todo el vínculo entre él y la niña María, que daba para mucho más. Con todo, pese a sus fallos, tenemos una película bien construida, de sabor clásico y con los valores de toda la vida. La chica, María, es realmente una princesa tan dulce como Blancanieves, se parece hasta en el look, y nos vuelve a dar otra lección del poder que desprende la feminidad tradicional. Y el final es tan sensible que en mi casa hemos llorado a pares. Porque en realidad el cielo hay que merecérselo.
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