Ésta es una adaptación de una serie televisiva de los años 60, con alguna que otra alteración, la más llamativa pero no por ello censurable, haber cambiado de raza al protagonista. De entrada, "Wild Wild West" juega con ventaja con su estética de steampunk, pero ahí se queda. Torpe aventura rebozada de patriotismo, peloteo incluido a Ulysses Grant, el presidente de los Estados Unidos, y peor sentido del humor, con situaciones la mayor parte de las veces cargantes. Dicho esto, no es tan mala como algunos creen por más que a mi me produzca malestar por dos cuestiones que luego explico. Lo que pasa, es que por esa vena sádica, encuentro cierto placer en ver aquello que me hace sufrir.

Ahora bien, hay dos cosas que me sacan de quicio. Primero, el plan del malo es estupendo aunque merece algún retoque. De hecho, en mi fantasía colonial, Estados Unidos quedaría repartido de esta forma, más o menos: al este del Mississipi y los estados de Washingon, Oregón e Idaho, para Gran Bretaña; Florida y la parte sur fronteriza con México, para España; el antiguo territorio de Lousiana, o sea, un buen trozo al oeste del Mississipi, a Francia; Alaska para Rusia. Y lo otro, las villanas, que son lo mejor. Pero ¿qué les pasa? Me quitan el sueño (SPOILER). No son muy guapas, la verdad, pero van de un sexy que no veas, sobre todo al final con esas casacas y esas botas negras altas.