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España España · Barcelona
Voto de Sémele:
7
Thriller. Drama Chicago, en la década de los 30, cuando la Ley Seca (1920 a 1933) todavía sigue vigente Estados Unidos, los hermanos Bourant se convierten sin querer en contrabandistas de alcohol. En la tierra de las oportunidades no siempre es fácil ganarse la vida y hacer fortuna, sin embargo, estos hermanos fabricarán whisky casero y tendrán que ser astutos para que el agente especial Rakes y las autoridades no los descubran. (FILMAFFINITY)
20 de diciembre de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegué un poco por casualidad hasta esta película: alguien me la recomendó, pues no la conocía, a pesar de los interesantes nombres que aparecen atados a dicho proyecto, desde el director John Hillcoat (realizador de las excelentes "The Road. La carretera" o "La propuesta") hasta el músico Nick Cave, firmante del guion, pasando por los protagonistas (Shia LaBeouf, Tom Hardy, Jessica Chastain, Jason Clarke...).

Curiosamente, es la adaptación de una novela de Matt Bondurant, nieto de Jack Bondurant, llamada "The Wettest County in the world", en la que el autor narra las andanzas de su abuelo y de sus dos tíos abuelos.

Casi tocando a su fin la época de la ley seca en los EUA (mira que hay leyes absurdas e ineficaces), en el año 1931, en el condado de Franklyn (Virginia), todo hijo de vecino se dedica a destilar alcohol, hecho que propicia que se le conozca, con cierto recochineo, como el condado más húmedo del mundo. Ahí, en medio de este ilegal y lucrativo negocio, hallamos a los tres hermanos Bondurant, Howard, Forrest y Jack, que, en sus ratos libres, se dedican a la fabricación de whiskey y brandy casero.

Hasta ahí llegan, procedentes de Chicago, el fiscal del estado, Mason Wardell, y su agente especial, Charlie Rakes (un esperpéntico y acojonante Guy Pearce), con la "intención-a-priori" de ponerle freno a ese negocio ilegal, siguiendo los dictados de la ley. Pero, como ocurre con demasiada frecuencia, estos hombres de ley quieren aprovecharse de los "paletos" y quedarse con una parte del botín a cambio de hacer la vista gorda. Pero sus intenciones poco honorables chocan de frente con los duros Bondurant, cuya mala hostia y legendaria estela, no está para rendir pleitesías a nadie y menos a estos corruptos.

Los tres hermanos aparecen por primera vez en pantalla como tres chavales, en un prólogo que sorprende por su estampa de violencia gratuita contra un animal indefenso. En realidad, no entiendo a qué venía ni qué sentido tiene. Dicho esto: la historia se inicia con la voz narradora de Jack, el hermano menor que interpreta Shia LaBeouf, introduciendo a sus dos hermanos mayores, con los rostros ya reconocibles de Jason Clarke y Tom Hardy.

El protagonismo recae sobre los hombros de LaBeouf que, sin duda, carece del carisma de sus compañeros. Sin embargo, el chaval resulta creíble y no lo hace mal, interpretando a alguien que intuyes que en el fondo es un poco papanatas (aunque se las dé de listo), siendo el hermano más débil físicamente pero el más ambicioso.

Los otros dos, sobre todo Tom Hardy, se le comen la tostada en los tú-a-tú, y eso que Hardy está más silencioso y comedido que nunca como Forrest, porque con su físico post-Bane, si lo dejan un poco suelto, se come la peli. Clarke, como Howard, es el mayor y más impredecible, con una fuerza bruta casi incontrolable.

El caso es que John Hillcoat firma una película interesante y entretenida, un poco por debajo de sus obras más logradas en las que situaría "The Road. La carretera" y "La propuesta". Que no esté a la altura de éstas no significa que no sea una buena película, lo es. El guion de Nick Cave, que, al parecer, en su día escribió una posible segunda parte de ¡Gladiator!, funciona bien, dando más cancha a las andanzas de Jack y dejando en un segundo término el interesante rifirrafe entre Forrest y Charlie Rakes, para mí el auténtico atractivo de la película. Su primer cara a cara crea unas expectativas que, a mi modo de ver, se quedan un poco apartadas.

Se podría decir que la cinta se mueve acertadamente entre el western y el cine negro, usando elementos de uno y otro en una especie de cóctel, que funciona. Introduce además algo que me pareció muy interesante y es el elemento mítico y legendario que acompañaba a los hermanos, sobre todo, a Forrest, como si se tratara de una historia realista con atractivas dosis de realismo mágico. Hay momentos de una calidad cinematográfica innegable que te dejan sin respiración, propiciados por algunos de los actores que son excelentes y por la mano innegable de John Hillcoat dotado para este tipo de cine. Hay momentos para reírse, pero también los hay para pasarlo mal (el uso de la violencia es extremadamente brutal) y, en definitiva, también para cagarse en todo.

Entre los momentos más logrados (aunque provocan que se aparte la vista de la pantalla), están las palizas o agresiones de las que son víctimas algunos de los personajes. Hillcoat tiene una especial habilidad para trasladar a la pantalla un sinfín de detalles que te dejan el corazón encogido y el estómago revuelto.

La banda sonora, repleta de temas brillantes, merece especial mención, al igual que las aportaciones de Mia Wasikowska y, sobre todo, de Jessica Chastain, que como Charlie Rakes, es una extraña "entre nosotros", que acaba demostrando lo excelente actriz que es con un papel que a priori no parecía ofrecerle mucha cancha.

El papel de Guy Pearce es pretendidamente odioso y, por tanto, acaba cayéndote mal de buenas a primeras, deseando que los tres hermanos, aunque también delincuentes, terminen poniéndole en su sitio. El final, rodado con solvencia y emoción, un poco apresurado pero coherente, llega para confirmar lo que veníamos intuyendo desde el principio: el buen hacer de Hillcoat, de los actores...

Una película entretenida, que funciona bien. Basada además en hechos reales.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sémele
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