La que parace ser la última película como Lobezno de Hugh Jackman, es un quiere pero no se atreve, es una oportunidad perdida, lo que podían haber sido grandes momentos, se ven ensombrecidos por el formulismo, siempre recurrir a la vieja fórmula comercial, a los caminos ya recorridos y que todos conocemos como la palma de nuestra mano.
Es una película sobria, serena y sin demasiados excesos, pero con muchos desaciertos, quizás producidos por un director que se encuentra en un terreno que posiblemente no sea el suyo. También destaca por desaprovechar personajes, como puede ser el de Charles Xavier, interpretado por Patrick Stewart.
Aun así, nos encontramos con la mejor de las tres películas del mutante en solitario, un Lobezno angustiado, abatido por el tiempo, luchando contra sus demonios y contra su pasado. Un Hugh Jackman al que le sienta el papel como un guante y que ya maneja a la perfección, pero la Fox, el dinero y el miedo a perderlo, echan por tierra el riesgo intrínseco que reside en el peligro de hacer una buena película basada en un cómic de heroes.
Se ha perdido una oportunidad, Jackman dice adiós al papel que tanto le ha dado y aún queda escondida en alguna parte la historia que este increible personaje se merece.