Una de las películas más entretenidas sobre temática religiosa que se hayan filmado nunca fue Los diez mandamientos. Un remake que el propio DeMille se encargó de volver a hacer después de la primera versión que dirigió en 1923. Se trata de una superproducción de casi cuatro horas de duración que mejora ostensiblemente la versión anterior sobre todo en lo referido a aspectos técnicos. Charlton Heston protagoniza un film épico de gran éxito, bien secundado por un espléndido Yul Brynner.

Cuenta la historia de Moisés, un príncipe egipcio que tras descubrir su origen judío lidera a su pueblo para liberarlo de la esclavitud a la que se ve sometido por los egipcios. La película se basa en varias novelas inspiradas en la Biblia aunque guarda con ella algunas diferencias. Recuerdo verla una y otra vez sin aburrirme, es un gran film que sigue conservando su interés gracias a una historia apasionante. En su momento ganó el Oscar a los mejores efectos visuales, que ciertamente son muy buenos para la época, aunque hoy en día chirrían un poco.