El guión de lo más surrealista, propio de esos gamberros mentales que son los Farrely Bros, es una sucesión continua, un sin parar de gags que aunque muchos son provocados, funcionan eficazmente siempre. Cierto es que el humor es el típico de "sal gorda", con bromas previsibles, y más propio de un público adolescente tipo American Pie por los guiños sexuales y los colectivos que son blanco de sus bromas y chistes.

Pero la mejor baza es sin duda, el buen trabajo de los actores.

Empezando por la sexy Cameron Díaz, que aquí está en todo su esplendor la chica. Resulta muy divertida y graciosa.

Matt Dillon está sencillamente genial en ese patético rol de chulo de playa q no se come nada.

Y el mejor, Ben Stiller, cómico graciosísimo donde los haya.