Simplificando, “Supersalidos” es una patochada. Una gilipollez tipo “American Pie” o “Porky’s”, pero bajando la media de edad y suponiendo (con acierto a la vista de la aceptación que ha tenido) que ver a unos chavales de menos de 13 años en medio de guarrerías, diciendo guarradas y haciendo gestos guarros es suficiente como para hacer una película capaz de atraer a la gente a las salas de cine. Puede ser, aunque a mí personalmente tanta marranada me da un poco de grima.

Posiblemente sea igual de mala que “Mentiras y Gordas”, pero por lo menos no intenta aparentar ser un reflejo de la juventud. Al contrario, es una exagerada parodia de lo que se supone que es el desenfreno hormonal juvenil, pero (afortunadamente) sin pretensiones moralizantes más allá de los buenos corazones que afloran en los típicos finales. Plagada de tacos, chabacanerías, chascarrillos sexuales de doble sentido, chistes sin gracia… tiene los típicos momentos en los que hay que reírse a la fuerza y las típicas guarradas tan guarras que aflora la sonrisa de premio al valor por su atrevimiento.

Técnicamente es maloliente y argumentalmente un delirio. Además, provoca malos ratos si se ve acompañado (especialmente en familia), pero en su defensa hay que destacar su osadía, ciertos personajes antológicos como MacLovin y que está más trabajada que otras sagas como “Scary Movie”.

Lo peor, sin duda, es que ha sembrado el terreno a secuelas y plagios que pensarán que poner a un grupo de adolescentes a decir y hacer guarradas sin ton ni son es suficiente material argumental.