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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
8
Comedia. Thriller Londres, años 70. Decidida a convertirse en una exitosa diseñadora de moda, una joven y creativa estafadora llamada Estella (Emma Stone) se asocia con un par de ladrones para sobrevivir en las calles de la capital británica. Pero cuando su talento para la moda llama la atención de la legendaria diseñadora, la Baronesa von Hellman (Emma Thompson), Estella cambia el rumbo de su vida hasta que una serie de acontecimientos la llevan a ... [+]
6 de octubre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En medio de esta vorágine autodestructiva de una Disney que no termina de tocar fondo, “Cruella” parece venir a pintar la cara a muchos gritando a los cuatro vientos que el problema nunca fue la falta de talento o que el espectador aún no estuviese preparado para nuevos contextos de diversidad o feminismo, sino las pretensiones de imponer esos contextos de una manera simplona y brutal. Cada vez tengo más la sensación de que el wokismo no es el problema de la Casa del Ratón sino su pretensión imponerlo como dogma desde la mediocridad. “Cruella” la protagoniza una chica, la villana es una mujer y hay diversidad racial y de género para aburrir, pero todo se hace desde una óptica innovadora en lo artístico y respetuosa con el legado Disney en lo argumental que agrada (o por lo menos no repele) y facilita enormemente su digestión.


“Cuella” encuentra una innovación argumental para recuperar al personaje de “101 dálmatas” y construir en torno a él una historia de empoderamiento y venganza en la línea de “El diablo se viste de Prada” con una fantástica y cañera banda sonora, unos grafismos totalmente disruptivos con lo que ha sido siempre la Disney y un humor endiabladamente ingenioso, a veces con una sorprendente mala leche, en el límite de lo aceptable por la marca. El conjunto, una acertada mezcla de géneros, rebosa energía, novedad y una personalidad arrolladora que, si la cosa no se tuerce, puede dar a Disney unas alegrías de las que está verdaderamente necesitada.

Pero, por encima de todo, diría que el gran secreto de “Cruella” es querer contar una historia sin reescribir ni mejorar el material original o, cuando menos, sin cagarse literalmente en sus predecesores como ha hecho recientemente la odiosa Rachel Zegler al manifestar su desprecio por la Blancanieves clásica (ante el asentimiento cómplice de Gal Gadot, no lo olvidemos) y su exigencia de libertad para reinventar al personaje. Parece sencillo, pero no debe de serlo tanto cuando muchas recientes producciones, actores y directores parecen pelearse por hacer el ridículo y manifestar un innecesario apoyo a las causas y conflictos más rebuscados.

Es en medio de ese fango ideológico en el que destaca “Cruella” con su siniestro optimismo y su brillante seriedad, demostrando que puedes ser coherente con tu activismo si lo haces desde el respeto y el talento. Y el talento nunca fue el problema.
OsitoF
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