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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
8
Acción. Thriller John Wick (Keanu Reeves) regresa a la acción, solo que esta vez con una recompensa de 14 millones de dólares sobre su cabeza y con un ejército de mercenarios intentando darle caza. Tras asesinar a uno de los miembros del gremio de asesinos al que pertenecía, Wick es expulsado de la organización, pasando a convertirse en el centro de atención de multitud de asesinos a sueldo que esperan detrás de cada esquina para tratar de deshacerse de él. (FILMAFFINITY) [+]
29 de marzo de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El mundo John Wick es un extraño caso dentro de las sagas cinematográficas. A la desconcertante repercusión de una primera entrega con inequívoco aroma a blockbuster ochentero se unía una segunda parte que no se limitaba a continuar explotando sin más el éxito del personaje, esa mezcla perfecta de Neo, Batman y Jason Bourne, sino que se abría a nuevas tramas en un universo más complejo. Lo normal es que esta tercera parte, representara el regreso al camino del tópico « de segundas (y terceras) partes no son buenas» o, como mínimo, un punto de inflexión hacia la decadencia, pero no, contra todas las leyes establecidas, “Parabellum” conserva todo lo bueno anterior, lo optimiza, introduce nuevas tramas sin romper lazos con las anteriores y nos hace vislumbrar que queda mucho por descubrir de ese fascinante mundo de asesinos en el que discurre la historia.

La película arranca donde se quedó la anterior entrega: Wick ha sido señalado para eliminación y trata de conservar su vida en una adrenalínica carrera contra reloj para cobrarse favores y seguir con vida un minuto más. Además de la ya conocida exquisita factura técnica, el inmenso carisma de un Keano Reeves en estado puro y la plena inmersión en un mundo paralelo de sombras y crimen, “John Wick: Parabellum” atrapa por un ritmo frenético con un horizonte temporal mínimo, no hay planes más allá del siguiente minuto. Todas las fuerzas del mal persiguen a Wick y no hay un momento de paz. Cada esquina o cada puerta pueden esconder un grupo de sicarios que ponen a prueba las habilidades de Wick. Reeves ha de avanzar penosamente de calle en calle sin poder pararse a pensar una estrategia, improvisando sobre la marcha mientras se deshace de un enemigo tras otro. Y de alguna forma, por algún motivo, el esquema de pelea-huida, pelea-huida no cansa. Cada combate, cada muerte, cada golpe es distinto del anterior. Los coreógrafos se las ingenian para colocar diferentes elementos de muerte y destrucción en cada escena, de modo que, con la mayor naturalidad, en un momento dado Keanu tiene que deshacerse de unos mafiosos con cuchillos y a los dos minutos está peleando a sablazos con unos filipinos. Y en medio de todo el caos la película va avanzando hacia nuevos horizontes y desvelando detalles sorprendentes de la vida de los personajes y de su mundo.

Muy vistosa. Uno de sus mayores alicientes es la sensación de espontaneidad con la que pasan las cosas, estamos tan absortos con el magnetismo de Reeves y de secundarios extraordinarios como Fishburne, Houston o McShane que nos parece totalmente normal que en un momento dado estemos viendo muerte y destrucción en un teatro barroco, luego en una biblioteca antigua y cinco minutos después haya un tiroteo en un mercado marroquí. La capacidad de integrarnos en ese ambiente y de subirnos las pulsaciones a la vez que los protagonistas es parte del secreto del éxito de la saga. Otros factores son la habilidad para seguir encontrando enemigos a la altura y, sin duda, es el acertado uso de un humor claramente evolucionado desde aquellas películas de formato similar de los ochenta y noventa en las que el protagonista clavaba al malo con un cuchillo contra la pared y, para aliviar la tensión en la sala decía algo así como «ja, ja, no te muevas» o, como en la mítica “Commando”, tras atravesar al archienemigo con una tubería de vapor, soltaba un poco trabajado «uff, estás que echas humo». El humor es ahora más negro, muchas veces sin palabras, simplemente con sutiles gestos, pero se utiliza correctamente para establecer lazos cómplices con el espectador a la vez que desengrasa de tanta sangre y tanta pelea.

En resumen, una tercera parte de nivel similar o superior a entregas precedentes en la que no sólo no se aprecia desgaste sino que da la sensación de que le puede quedar mucho recorrido.
OsitoF
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