"El luchador" demuestra muchas cosas: que cuando Aronofsky hace una película es que hay que ir a verla; que se siente más cómodo con historias de perdedores y gente con problemas que manejando grandes presupuestos y efectos especiales; que cuando pilla una historia, la exprime hasta mostrar cada una de sus facetas: los momentos malos, los menos malos y los peores, los de tocar fondo; que por muy dramático que sea lo que está narrando, huye del amarillismo y muestra las cosas como son, sin recrearse en la desgracia y, si existe, mostrando algún rayo de esperanza... y así podríamos seguir, porque cada cual tendrá algo que añadir.

La historia que cuenta en "El luchador" no llega a los niveles de miseria narrados en "Requiem por un sueño" pero es igual de desgarradora. Sin duda, la historia de alguien que lo ha sido todo y ahora se arrastra por escenarios y trabajos de ínfima categoría no es del todo ajena a un actor como Rourke... y esa credibilidad se traslada a su personaje. Junto a las grandes interpretaciones, el principal atractivo es una historia sólida (los detalles entre los bastidores de las peleas, las convenciones de viejas glorias, el que te conozcan por la calle y te pidan que pongas caras raras, las automedicaciones dopantes...) que impacta y conmueve a cada golpe de batuta de Aronofsky.

En la parte "menos buena", no me ha parecido que haya toques de genialidad narrativa o visualmete impactante de las obras precedentes de Aronofsky... como si se pensara que la historia habla por sí sola y bastase con poner una cámara a la espalda de Rourke. Es una simplicidad brutal, que se convierte en parte de la historia... pero que también provoca un cierto cansancio (parecido a esa fatiga que provoca ver dos episodios seguidos de "Comando actualidad").

En este punto, la pregunta no es si "El luchador" es una buena o mala película. La pregunta es si es mejor o peor que "Requiem..." o "La fuente...". Pues no sé. Me sigue gustando más "La fuente..." y sigo pensando que "Requiem...", por su ritmo y originalidad, es mejor película. Pero "El luchador" no deja de ser una de las obras imprescindibles del año capaz de conmover a cualquier persona mínimamente humana.