Sorprendente película para la que cuesta encontrar las palabras adecuadas a la hora de definirla. Por una parte, lo más obvio es pensar en ella como lo que es, una ficción... pero claro, en este caso el término ‘ficción’ se le queda corto si tenemos en cuenta que, en sentido estricto, casi todo lo que vemos en pantalla que no sean documentales, desde “Los Serrano” hasta “Friends”, pasando por el Telediario de TVE, son ficciones. Aquí hablamos de otra cosa, “Ruby Sparks” está en un nivel que entraría más en el terreno de la fantasía... aunque es un concepto del que cuesta hacer uso debido a sus connotaciones mágicas que nos lleva a pensar en “El mago de Oz” o en “Frozen”.

Pero en cierto sentido, eso es lo que es “Ruby Sparks”: un cuento. Con algo parecido a la magia y todo. Un cuento urbano, moderno, cotidiano, pero cuento al fin y al cabo. Una adaptación del cuento de Aladino, pero con infinitos deseos, un libro en lugar de una lámpara y con la capacidad de utilizar tu deseo para manipular personas y sentimientos. Con ese planteamiento, la película propone un conjunto de reflexiones sobre las relaciones sentimentales, con mucho drama y algo de comedia, con algo de dulzura y mucho amargor, retratando situaciones de pareja fácilmente reconocibles sobre el control de las emociones, la manipulación de los sentimientos, el miedo a la pérdida, las dificultades en la comunicación, lo complicado de compartir un espacio o un proyecto y, en fin, todo el abanico de conflictos que uno se pueda imaginar relacionados con el amor. O con lo que pensamos que es el amor. O con lo que cada uno considera que es el amor.

“Ruby Sparks” destaca por hacer muchas preguntas y atreverse a dar respuesta (SU respuesta) a muchos de ellas, generalmente de manera honesta y sin pararse a pensar si es lo que le conviene comercialmente a la película o lo que le hará ganarse el like del público generalista. No está hecha para gustar y se agradece. Está hecha para ponernos en situaciones aparentemente complicadas, pero perfectamente naturales y que miremos en nuestro interior si somos tan perfectos como nos gusta pensar o tan imperfectos como el noventa y nueve por ciento de la gente normal. Y que nos sintamos incómodos con algunas respuestas y revelaciones.

Y todo ello con diálogos ingeniosos y mucha fluidez, recorriendo el siempre complicado camino de las emociones sin sobresaltos, artificios o cortes abruptos, con una manera trabajada de narrar la historia que parece fruto de llevar mucho tiempo dando vueltas al tema hasta que alguien dio luz verde al proyecto. “Ruby Sparks” es una película compleja puesta al alcance de todos por su buena dirección y sus interpretaciones afortunadas que transforman una fantasía en algo tan cercano a la realidad, que ni parece ficción ni demanda esfuerzo de imaginación. Muy lograda.