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España España · Madrid
Voto de OsitoF:
7
Acción. Aventuras. Drama Japón Feudal. El ascenso al poder del joven y sanguinario Lord Naritsugu supone una seria amenaza para la paz. Naritsugu está por encima de la ley y asesina y viola a su antojo. Afligido por esta cruel y despiadada violencia, el oficial Sir Doi llega a un acuerdo con el samurái Shinzaemon Shimada para que le ayude a acabar con el tirano. El samurái, tras reunir a un selecto grupo de guerreros, entre los que están su sobrino y su fiel ... [+]
29 de octubre de 2020
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo normal al escribir una crítica de esta “13 asesinos” sería buscar referencias en el cine de samuráis en general y de Kurosawa en particular. Y de verdad que me gustaría arrancar de esa manera, poniendo a la película en su contexto tanto histórico como académico… pero carezco del conocimiento para ello. Lo más que conservo son recuerdos difusos de mi infancia, donde algún viernes o sábado echaban “Ran” o “Kagemusha” y me quedaba embobado viendo batallas multitudinarias, tan espectaculares como incomprensibles, con japoneses a pie y a caballo con banderas de colores en la espalda corriendo de un lado a otro mientras soltaban tajos de katana. De vez en cuando me vienen a la cabeza esas escenas y me apunto mentalmente conseguir las películas para verlas otra vez y tratar de entenderlas. También alcanzo a saber que el eje argumental en torno al que se edifica “13 asesinos”, la de un grupo de guerreros que emprenden una misión suicida en el nombre de conceptos como el honor, la justicia o la venganza, está presente en una dilatada lista de precursoras, desde el propio Kurosawa hasta obras modernas occidentales. De hecho, a la que más me ha recordado es a la enormemente disfrutable “Traición sin límites”, de Walter Hill, que a su vez bebe de las fuentes de “Grupo Salvaje” de Peckinpah.

Pero bueno, todo lo anterior tendría sentido en el hipotético caso (que no lo es) de que yo fuera, pretendiera o aspirase a ser crítico profesional, cosa a la que (a la vista está) ni me acerco. Así que, yendo de una vez al turrón, “13 asesinos” es acción en estado puro. Ni psicologías ni dobleces, sin grises, todo negro sobre blanco, el bien contra el mal absoluto, predominando la forma - la acción, las coreografías, las peleas- sobre un fondo que se reduce al dilema entre servir al mal y llevar una vida cómoda y desahogada o enfrentarse a él y jugarse la vida en nombre de la lealtad y la justicia.

Lo mejor que se puede decir (o una de las mejores cosas que se pueden decir) de una película de más de dos horas en la que apenas un momento de respiro sin sablazos, cuchillazos u objetos arrojadizos volando de un lado para otro, es que no aburre. Hay tal variedad de escenas de lucha y formas de morir, que si se ve sin prisa, con tiempo y abundancia de aperitivos, la película pasa en un plis-plas, deseando ver qué sorpresas nos esperan en la siguiente escena. Ojo, tampoco pensemos que “13 asesinos” se limita a acumular recursos humanos en cada plano y a pedirles que se maten sin más entre sí. La acción es desbordante, pero está cuidadosamente repartida por el metraje tratando de ir de menos a más, empezando por escenas de escaramuzas con un reducido número de figurantes para ir subiendo poco a poco la intensidad y la cantidad de muertes hasta llegar a un clímax de veinte minutos (sí, de record) en forma de batalla final de los susodichos trece contra una horda de cientos de villanos, una orgía de sangre y muerte que fusiona eficazmente la clase y elegancia de las peleas del cine japonés con el realismo sangriento del cine occidental más reciente. Si la organización y ejecución de los combates es técnicamente perfecta durante toda la película, no deja de estar milimétricamente orquestada durante esa secuencia final a pesar de involucrar a decenas de personas en cada plano y a tener que narrar una acción que discurre a lo largo de todo un pueblo sin que el espectador se desoriente cuando el punto de vista pasa de un pesonaje a otro.

Además, entre lucha y lucha, encuentra tiempo para narrar una historia épica y conmovedora que, para lo que suele ser el cine oriental, es razonablemente posible seguir sin perderse en la maraña de nombres, títulos y localizaciones. Espectacular y entretenida, ideal para aficionados del cine de acción de gama alta. Ah, y no hace falta ser especialista en Kurosawa para entenderla.
OsitoF
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