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Voto de zanahorio:
10
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10
6.5
67,002
Aventuras. Romance
En el siglo IV, Egipto era una provincia del Imperio Romano. La ciudad más importante, Alejandría, se había convertido en el último baluarte de la cultura frente a un mundo en crisis, dominado por la confusión y la violencia. En el año 391, hordas de fanáticos se ensañaron con la legendaria biblioteca de Alejandría. Atrapada tras sus muros, la brillante astrónoma Hypatia (Rachel Weisz), filósofa y atea, lucha por salvar la sabiduría del ... [+]
6 de noviembre de 2009
6 de noviembre de 2009
5 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Discrepo absolutamente con la vox populi que dice que esta película es mala, poco fiel a la historia o fría. A mí me ha parecido una película asombrosa y bellísima, de lo mejor de Amenábar (si no la mejor), incluyendo Abre los ojos y Los Otros; pero claro, es mi opinión personal.
Amenábar, el director español más audaz y valiente, demuestra una vez más que es un superdotado para el cine. Si por algo es singular (y su trayectoria así lo demuestra), es porque NO SE ETIQUETA, puesto que es un creador, no un director en serie que no sale de su estilo (véase Tarantino, Almodóvar o Woody Allen). Eso es lo fácil. Amenábar se atreve con lo difícil y lo consigue una vez más.
Le echen lo que le echen, saca un producto que le da cien vueltas a cualquier superproducción yankie al uso. Es un artesano del cine, cuya maestría y mérito no se están valorando como merece, ¿por qué? porque entramos de lleno en el mundo de las ideas preconcebidas del público, críticos incluídos.
Entiendo que una buena película histórica no tiene porqué ser del gusto de todos, que a unos les guste el cine más comercial, o el cine encasillado en un estilo, la violencia, las escenas de sexo o los efectos especiales. Pero de ahí a decir que es mala, e incluso de serie B como he leído por ahí, va un abismo. Porque si por algo se caracteriza esta película, independientemente de gustos o sensaciones, es por su absoluta calidad. Y creo que en ésto muchos pecan de falta de objetividad porque opinan con prejuicios.
Independientemente de algún mínimo desajuste o defecto que se le quiera encontrar a la película, su mayor virtud es que remueve conciencias y hace pensar, cosa rara, muy rara en el cine de hoy en día.
Ágora reconstruye de manera magistral y bastante fielmente, que ya es difícil, un período histórico muy controvertido y desconocido por el gran público, con mucho interés de las jerarquías en mantener oculto o en el olvido. Incita a pensar que lo que nos han contado durante casi dos mil años es una patraña, por lo que tenemos la polémica servida. Con la Iglesia hemos topado.
Así, muchas de las opiniones que se leen acerca de esta película están teñidas por el tamiz de los prejuicios y los dogmas, sean religiosos, políticos o cinematográficos. Porque el desdén hacia las producciones españolas es otro prejuicio más.
Los intentos de linchar la película desde altas esferas o por un sector mayoritario no hacen más que reflejar lo que el propio Amenábar recrea en la película: Intolerancia, dogmas, oscurantismo, mentes cerradas, lo cual demuestra que el argumento sigue siendo desgraciadamente actual, y que no hace falta retrotraerse al siglo IV, pues seguimos siendo los mismos.
En fín, mi enhorabuena a Amenábar por esta sorprendente y magnífica película, por no encasillarse y por ayudar a luchar contra la intolerancia y los dogmas mediante el arte, su arte.
Amenábar, el director español más audaz y valiente, demuestra una vez más que es un superdotado para el cine. Si por algo es singular (y su trayectoria así lo demuestra), es porque NO SE ETIQUETA, puesto que es un creador, no un director en serie que no sale de su estilo (véase Tarantino, Almodóvar o Woody Allen). Eso es lo fácil. Amenábar se atreve con lo difícil y lo consigue una vez más.
Le echen lo que le echen, saca un producto que le da cien vueltas a cualquier superproducción yankie al uso. Es un artesano del cine, cuya maestría y mérito no se están valorando como merece, ¿por qué? porque entramos de lleno en el mundo de las ideas preconcebidas del público, críticos incluídos.
Entiendo que una buena película histórica no tiene porqué ser del gusto de todos, que a unos les guste el cine más comercial, o el cine encasillado en un estilo, la violencia, las escenas de sexo o los efectos especiales. Pero de ahí a decir que es mala, e incluso de serie B como he leído por ahí, va un abismo. Porque si por algo se caracteriza esta película, independientemente de gustos o sensaciones, es por su absoluta calidad. Y creo que en ésto muchos pecan de falta de objetividad porque opinan con prejuicios.
Independientemente de algún mínimo desajuste o defecto que se le quiera encontrar a la película, su mayor virtud es que remueve conciencias y hace pensar, cosa rara, muy rara en el cine de hoy en día.
Ágora reconstruye de manera magistral y bastante fielmente, que ya es difícil, un período histórico muy controvertido y desconocido por el gran público, con mucho interés de las jerarquías en mantener oculto o en el olvido. Incita a pensar que lo que nos han contado durante casi dos mil años es una patraña, por lo que tenemos la polémica servida. Con la Iglesia hemos topado.
Así, muchas de las opiniones que se leen acerca de esta película están teñidas por el tamiz de los prejuicios y los dogmas, sean religiosos, políticos o cinematográficos. Porque el desdén hacia las producciones españolas es otro prejuicio más.
Los intentos de linchar la película desde altas esferas o por un sector mayoritario no hacen más que reflejar lo que el propio Amenábar recrea en la película: Intolerancia, dogmas, oscurantismo, mentes cerradas, lo cual demuestra que el argumento sigue siendo desgraciadamente actual, y que no hace falta retrotraerse al siglo IV, pues seguimos siendo los mismos.
En fín, mi enhorabuena a Amenábar por esta sorprendente y magnífica película, por no encasillarse y por ayudar a luchar contra la intolerancia y los dogmas mediante el arte, su arte.