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España España · Barcelona
Voto de Eduardo:
6
Drama. Comedia Principios del siglo XVIII. Inglaterra está en guerra contra Francia. Una reina debilitada, Anne (Olivia Colman), ocupa el trono, mientras que su amiga Lady Sarah (Rachel Weisz) gobierna en la práctica el país en su lugar, debido al precario estado de salud y al carácter inestable de la monarca. Cuando una nueva sirvienta, Abigail (Emma Stone), aparece en palacio, su encanto seduce a Sarah. Esta ayuda a Abigail, la cual ve una ... [+]
12 de febrero de 2019
44 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
La crítica suele crear nuevos genios cada dos por tres. En algunas ocasiones existe una base sólida para ello; en otras, hay que esperar, analizar y reflexionar. Viene esto a cuento de Yorgos Lanthimos, un espabilado realizador griego que, de la noche a la mañana, ha pasado de ser un francotirador a convertirse en el niño mimado de la industria. Y no lo veo claro. Porque ni Canino ni Langosta me parecieron grandes maravillas, sino pedantes ejercicios de estilo que ocultaban detrás una nada avasalladora.Pero en Langosta ya contó con Colin Farrell y Rachel Weisz (y con Olivia Colman, cuidado), se rodó en inglés, y lo mismo cabe decir de El sacrificio de un ciervo sagrado, con Colin Farrell de nuevo y Nicole Kidman. Todavía no la he visto, pero teniendo en cuenta mis tendencias masoquistas, no me cabe duda de que lo haré en cuanto caiga en mis manos. Se rodó en Estados Unidos, por cierto.
El nuevo encargo de Lanthimos, porque de eso se trata, es una tragicomedia de tema histórico sobre la desdichada reina Ana Estuardo y sus dos amantes, Sarah Churchill, antepasada directa de sir Winston, y la advenediza Abigail Masham. El mismo realizador ha declarado que la precisión histórica no le interesaba demasiado, sino las relaciones entre los personajes. Esta vez, el público se ha aliado con la crítica, y La favorita ya huele a Oscar en diversos apartados, siempre que Alfonso Cuarón y su Roma lo permitan. Se trata de una cinta calculadamente pretenciosa y salpicada de morbo, en que importa más la tensión entre el trío protagonista que el contexto histórico. Mandan las mujeres, y los hombres son simples comparsas de la trama y de las intrigas cortesanas, personajes de erección pronta y escaso cerebro. Por supuesto, se nos ofrecen pinceladas de ese curioso Parlamento en que la reina tenía la última palabra, y lo que se legislaba por una parte se descomponía en privado con un simple cunnilingus. La ambientación, los decorados, el apartado de vestimentas se llevarán alguna estatuilla, por supuesto, y muy mal tendría que ir para que al menos dos de las estrellas vuelvan a casa acompañadas del hombre calvo , aunque mi corazón está con Yalitza Aparicio. Es difícil destacar a una sobre las otras dos: Colman está poderosa y contenida, Weisz magnífica como de costumbre, y Stone magnética con sus ojos de gata. La fotografía, que toma prestada la luz existente sin recurrir a artificios, contribuye a situarnos en ambiente, y los diálogos mezclan lo literario con lo vulgar, como en toda buena pieza de época que se precie. El uso del gran angular me irritó en algún momento, pero caramba, Lanthimos es un autor y ha de dejar su huella, a pesar de que sea la primera cinta en que no participa en el guión. Ahora veremos cómo le sienta el éxito a nuestra joven promesa. Espero que no acabe rodando una de superhéroes con ínfulas de tragedia griega.
Eduardo
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