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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Intriga. Terror Kevin Lomax (Keanu Reeves) es un joven y brillante abogado que nunca ha perdido un caso. Vive en Florida y es feliz junto a su esposa Mary Ann (Charlize Theron). Un día, recibe la visita de un abogado de Nueva York que representa a un poderoso bufete que tiene la intención de contratarlo. Al frente de la prestigiosa empresa se encuentra John Milton (Al Pacino), un hombre mundano, brillante y carismático, que alberga planes muy oscuros ... [+]
2 de agosto de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
De entre todas las representaciones del Infierno, probablemente siempre ha ganado más fuerza, por alegórica e inquietante, la simple relfexión de Jean Paul Sartre: "el Infierno son los demás".
Entendiendo el infierno como un estado de descomposición interior, que se lleva por delante todo lo exterior. Nunca hay verdadero Infierno que uno no haya dejado entrar, al igual que nunca hay una mala acción de la que no hayamos tenido algo de culpa.

'Pactar con el Diablo' juega con este concepto.
Un abogado, Willie Lomax, después de haber defendido casos verdaderamente corruptos en el juzgado, recibe una generosa oferta para trabajar en un bufete de abogados de Nueva York, teniendo acceso a una vida de lujos y poder, pero también de las privaciones de su trabajo.
De entrada, es curiosa la disparidad de sus pensamientos en el primer caso en el que se le ve: asqueado por el comportamiento de su cliente, visiblemente enfadado, pero solo frustrado ante la posibilidad de perder el caso. Puro y duro narcisismo, a costa de los demás, sin importar el precio.

John Milton, el dueño del bufete, aparece en su vida como un mentor, cada vez más preclaro en sus diálogos, pero también como un padre protector a la espera de pasar el testigo al hijo pródigo. Es apasionante, y perturbador, oír a Milton hablar de un ser humano voraz y cansado, que exprime a sus semejantes todo lo que puede, pero que no para de pedir más y más, como un agujero negro alimentado por la avaricia que todo lo toca, todo lo corroe y todo lo arruina.
Como si supiera cuáles son las reglas del juego, y él las escribiera. Lástima, obviamente, de título y de marketing, porque habría sido mucho más interesante dejar en velada revelación quién es en realidad, pero todo lo que la historia va preparando para él Al Pacino lo devuelve con creces: con sutileza, y un convencimiento leve que va creciendo. A los pocos segundos, ya nos ha ganado para su causa, y tan solo por la claridad de sus palabras.

Alrededor de Willie se construye ese mundo que Milton ha creado para él, uno en la que hay que saber qué jugar y cómo, y donde cualquier pequeño error te puede precipitar al vacío más absoluto. Más allá de las texturas demoníacas, lo mejor es la palpable similitud con cualquiera que se haya metido al mundo laboral: una jungla en la que se te dan oro y posesiones, pero se te pide todo tu ser.
Primero con favores especiales, luego con los clásicos "no puedes dejar pasar esta oportunidad", más tarde el tiempo que se comparte con los seres queridos, y después el alma, el último mílimetro del ser, completamente rota y entregada al vicio del yo antes que los demás.

En apariencia, solo un misterio creciente de implicaciones satánicas, pero bajo la superficie un inquietante retrato del auto-sacrificio de la propia identidad.
Su mayor virtud, su contención, y su grandísima virtud, saber que Satán es probablemente la mano amiga que todos queremos. Y un verdadero humanista.
Charles
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