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Cuba Cuba · Barcelona
Voto de Luisito:
8
Drama Indagación acerca de los males que generaron el nazismo, a través de unos chavales en un internado. (FILMAFFINITY)
21 de septiembre de 2014
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Debo confesar que la profundidad del mensaje de la película de Volker Schlöndorff, aunque esto parezca extraño, hace más daño en el espectador cuanto más nos alejamos de los hechos concretos que suceden en el colegio en el que cursa estudios nuestro protagonista. Quiero decir que si nos detenemos en lo específico, en las cabronadas que le hacen a un estudiante los tres machotes, en la vida entorno a Törless fuera y dentro del colegio, no es posible sentir el verdadero miedo que causa pensar y reflexionar acerca de ello. ¿Son los pequeños nazis que en el futuro próximo llevarán a Alemania a la catástrofe? Ver lo que hacen los dos pequeños maníacos da miedo, pero más miedo da la actitud de Törless, respecto a esos hechos y respecto a la vida, teniendo en cuenta su visión de la existencia y que unos años más adelante formará parte de la élite que dirigirá su país. La reflexión ahí queda y no creo que sea poca cosa. La película va de la vida de unos chavales en un colegio y es dura, de acuerdo, pero pensar en lo que supone es lo verdaderamente importante.

Así pues a Törless le cuesta aguantar sin llorar cuando se despide de sus padres en la estación porque es casi un niño, en plena ebullición interior, hormonalmente está en pleno cambio y en su cerebro las ideas llegan para quedarse un rato, van y vienen para constituir poca a poco los cimientos de su pensamiento. Es curioso que se detenga en los números imaginarios y que no acepte la extrañeza de su realidad, la necesidad de su creación artificial para que el conocimiento avance. Es curioso que ante las torturas a su compañero primero sea un colaborador más, un ejecutor, y luego se aleje de esos actos porque le aburren, porque una vez probada la posibilidad de humillar a alguien ya no le aporta nada seguir con ese ejercicio. Törless decide tomar distancia respecto a esas torturas pero atención: NO por humanidad sino mediante la reflexión; decide dejarlo estar NO porque crea que eso está mal sino porque una vez experimentado ya no le aporta nada. No hay ni rastro de complicidad con el torturado, eso casi le da igual, a él lo que le interesa es comprobar hasta dónde puede llegar el alma humana y saber qué es posible y analizar sus consecuencias.

La película me parece dura por la actitud del joven Törless en un momento de inflexión existencial en el que todo lo que será en el futuro se empieza a definir ahí mismo, la definición de un hombre, tal vez la definición de un país y posiblemente la de su futuro. Por ahí no Törless, por ahí no...
Luisito
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