Todo encaja en una película que los aficionados al cine japonés más añejo nos vemos obligados a reconocer a regañadientes que Ozu anda detrás de ella. Pero no es Yasujiro el que firma "Nuestra hermana pequeña", no, ya quisiéramos los que admiramos su obra, estamos en el S.XXI y ciertamente no creo que haya mejor director que le rinda un sincero homenaje que Koreeda, que evidentemente se trata de alguien que trata con el mismo mimo la simbología de la cultura japonesa. No falta una casa de otras generaciones (mejor que un piso contemporáneo), el licor (no es sake aquí, es licor de ciruela), esos kimonos que se ponen al final las cuatro hermanas, los cerezos en flor... y sobre todo, a nivel de ética, la clave de la película, que no es otra cosa que las relaciones paterno filiales (o materno filiales) que unen a los personajes pese a que no hayan sido uniones precisamente ejemplares.

Ozu a regañadientes, sí, porque los admiradores de Yasujiro ya tenemos suficiente con él, no necesitamos copias. Pero tengo que rendirme y reconocer que la ternura y la intimidad con la que Koreeda realiza su película lo lleva por momentos a tocar esa poesía tan cara que Ozu alcanzaba en toda su filmografía. Incluso por momentos parece que la cámara no se mueve, aunque lo hace, parece que esté quieta, como en esas escenas finales en la playa en las que parece que no nos dicen nada y sin embargo lo explica todo.

La vida cotidiana en el actual siglo no tiene nada que ver con los años cincuenta o sesenta del pasado, pero las consecuencias de una familia rota siempre produce desengaños, rencillas, resentimientos, y la vida puede ser difícil. Por suerte no es un drama, tampoco una comedia, y las tres hermanas (más una) no dejan de sonreir cuando es posible hacerlo, viven con resignación las consecuencias de la inutilidad matrimonial de sus padres. Forman un equipo excepcional, esa es la verdad. No son perfectas, pero forman un gran equipo.

Así que la vida sigue, piensan que serán abuelitas dentro de cuarenta años. En la playa, mientras las olas intentan mojar sus pies...

Pues sí: belleza, poesía... Koreeda homenajeando a Ozu. Y eso que nos llevamos todos..