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Voto de horacio:
8
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8
7.6
8,161
Romance. Drama
George Eastman (Montgomery Clift), un joven sin recursos, consigue un trabajo gracias a un pariente lejano, el rico industrial Charles Eastman (Herbert Heyes). El empleo es un puesto en su fábrica, pero tan modesto que le impide la entrada en su círculo social. A pesar de ello, el joven conoce a Ángela Vickens (Elizabeth Taylor), una bellísima aristócrata de la que se enamora. Pero George tiene novia, una humilde empleada de la fábrica, ... [+]
13 de febrero de 2008
13 de febrero de 2008
41 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pasa muy a menudo que la película está muy por debajo de la novela, pero en este caso no se trata de eso, pues un novelón como Una tragedia americana (1925), de Theodore Dreiser (1871-1945), de casi mil páginas, tiene que tener una visión necesariamente parcial, y está muy bien conseguida con unas interpretaciones muy conseguidas por parte de los tres protagonistas: Clift, Taylor, Winters, muy especialmente Clift.
Pero la novela atrapa desde la primera página al contar la historia de un muchacho pobre, vapuleado por una forma de vida de religiosidad totalitaria y su necesidad de salir de allí y alcanzar, precisamente, un lugar al sol entre la gente que de verdad puede dominar un destino a la altura de los sueños...
Entre sus páginas abundan situaciones muy ricas y más conflictivas, ya que en la película se edulcoraron situaciones que la censura de entonces no permitía contar en el cine.
Disfruten de la peli y procuren leer esta novela que yo conocí gracias a leer una recomendación de Stephen King, quien la considera una de las mejores, si no la mejor, novela de intriga escrita en EE.UU.
Que ustedes disfruten de ambas como disfruté yo. E imaginen el amor intenso que se profesaban los protagonistas: Elizabeth Taylor que se casó alrededor de 6 o 7 veces, quería muchísimo a Monty Clift, quien al parece prefería la compañía de gente de su propio sexo, cosa que de algún modo le atormentaba, pero Taylor le protegía de muchas maneras, como cuando a causa del alcohol él tuvo un accidente que le deformó la cara. Liz frenó a la prensa e impidió que se abusara de su deformidad, y hasta que no superó varias cirugías estéticas no fue fotografiado.
En lugar de amantes maravillosos fueron grandes amigos hermanados por un amor incondicional. Él en buena posición económica por su éxito en el cine, ella decididamente rica por la misma causa, pero que lloraban abrazados en la cocina como uno más.
La trágica muerte (por un accidente a causa de alcohol y drogas) de Monty con 46 años, en una gran casa donde vivía solo con el mayordomo, afectó mucho a la actriz. Tras su muerte se ocupó de glorificar el aura del actor contando algunas de sus muchas cosas buenas: talento, compañerismo, solidaridad, sensibilidad extrema...
Con esta información extra, el esfuerzo de interpretación de sus protagonistas a mí me despierta mayor interés.
Pero la novela atrapa desde la primera página al contar la historia de un muchacho pobre, vapuleado por una forma de vida de religiosidad totalitaria y su necesidad de salir de allí y alcanzar, precisamente, un lugar al sol entre la gente que de verdad puede dominar un destino a la altura de los sueños...
Entre sus páginas abundan situaciones muy ricas y más conflictivas, ya que en la película se edulcoraron situaciones que la censura de entonces no permitía contar en el cine.
Disfruten de la peli y procuren leer esta novela que yo conocí gracias a leer una recomendación de Stephen King, quien la considera una de las mejores, si no la mejor, novela de intriga escrita en EE.UU.
Que ustedes disfruten de ambas como disfruté yo. E imaginen el amor intenso que se profesaban los protagonistas: Elizabeth Taylor que se casó alrededor de 6 o 7 veces, quería muchísimo a Monty Clift, quien al parece prefería la compañía de gente de su propio sexo, cosa que de algún modo le atormentaba, pero Taylor le protegía de muchas maneras, como cuando a causa del alcohol él tuvo un accidente que le deformó la cara. Liz frenó a la prensa e impidió que se abusara de su deformidad, y hasta que no superó varias cirugías estéticas no fue fotografiado.
En lugar de amantes maravillosos fueron grandes amigos hermanados por un amor incondicional. Él en buena posición económica por su éxito en el cine, ella decididamente rica por la misma causa, pero que lloraban abrazados en la cocina como uno más.
La trágica muerte (por un accidente a causa de alcohol y drogas) de Monty con 46 años, en una gran casa donde vivía solo con el mayordomo, afectó mucho a la actriz. Tras su muerte se ocupó de glorificar el aura del actor contando algunas de sus muchas cosas buenas: talento, compañerismo, solidaridad, sensibilidad extrema...
Con esta información extra, el esfuerzo de interpretación de sus protagonistas a mí me despierta mayor interés.