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6
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Thriller. Intriga
Earl Brooks (Kevin Costner), un brillante hombre de negocios que lleva una vida aparentemente tranquila, es en realidad un asesino en serie. Brooks se esfuerza por reprimir sus instintos homicidas, pero su alter ego (William Hurt) se lo impide. Una dura y tenaz detective (Demi Moore) capta la atención del misterioso asesino al que persigue. (FILMAFFINITY)
24 de marzo de 2008
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La mayoría de las películas de Costner le dan un protagonismo excesivo, a costa de mermar el interés de los otros personajes. Aquí la que más pierde es Demi Moore, pues cuenta con un rico personaje pero sin desarrollo, excepto hacia el final cuando me sugiere que puede haber segunda parte, a pesar de lo mucho que se parece a otra película del mismo género (lo digo en el spoiler).
Pero, bueno, esta cosa tan atractiva de ser un asesino (somos legión de lectores-espectadores de este género, identificándonos con la víctima y el criminal y muy a menudo felizmente enamorados del peor de los hijos de puta) encuentra en esta película bastante originalidad muy bien planteada. A menudo la pierde y hay un buen tramo que se descompone, pero en general su humor negro sutil alcanza momentos excelentes: ¡la escena de Adictos Anónimos y algunos diálogos con el voyeur!
También encuentro humor en otras situaciones, quizás indeseadas por el director, pero la creación de William Hurt es sensacional: nada de sus melancólicas tendencias, cada aparición es brillante, significativa. El doble final de la película, excelente, lo mismo que el epílogo que justifica muchas cosas, en especial al personaje de Hurt y torna más interesante la personalidad del protagonista.
Costner se defiende bien, teniendo en cuenta que es un actor plano, sin matices, en general bastante lamentable aunque con cierto carisma. Es impresionante cómo mejoran sus escenas cuando le acompaña Hurt. Tampoco es muy bueno el actor que hace de fan del criminal, pero sí resulta estupenda la hija de Costner, sobre todo en la escena del primer final.
Pero, bueno, esta cosa tan atractiva de ser un asesino (somos legión de lectores-espectadores de este género, identificándonos con la víctima y el criminal y muy a menudo felizmente enamorados del peor de los hijos de puta) encuentra en esta película bastante originalidad muy bien planteada. A menudo la pierde y hay un buen tramo que se descompone, pero en general su humor negro sutil alcanza momentos excelentes: ¡la escena de Adictos Anónimos y algunos diálogos con el voyeur!
También encuentro humor en otras situaciones, quizás indeseadas por el director, pero la creación de William Hurt es sensacional: nada de sus melancólicas tendencias, cada aparición es brillante, significativa. El doble final de la película, excelente, lo mismo que el epílogo que justifica muchas cosas, en especial al personaje de Hurt y torna más interesante la personalidad del protagonista.
Costner se defiende bien, teniendo en cuenta que es un actor plano, sin matices, en general bastante lamentable aunque con cierto carisma. Es impresionante cómo mejoran sus escenas cuando le acompaña Hurt. Tampoco es muy bueno el actor que hace de fan del criminal, pero sí resulta estupenda la hija de Costner, sobre todo en la escena del primer final.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
[Notas al margen: el diálogo telefónico entre el asesino y la mujer policía está calcado del final de "El silencio de los corderos", cuando Hoskins llama desde una cabina en un lugar lejano a Jodie y ésta reacciona emocionada, más que por afán de detenerle con ilusión de conocerle; aquí Costner le arranca una confesión personal a Moore por teléfono móvil y ésta, siempre tan cerrada, tan enojosa, tan replegada en su ego, le cuenta el trauma de su vida y sonríe para sí misma, dándonos entender que aspira a conocer en sensual intimidad, incluso sexual intimidad, al hombre que mata parejas desnudas y luego coloca sus cadáveres como si continuaran haciendo el amor.
El diablo de William Hurt tiene al menos un antecedente mu cercano: aquel diablo de Al Pacino ("Pactar con el diablo"), un tipo de aspecto corriente que viajaba en metro. Pero aquella era una película "endiabladamente" mala con muchas ambiciones, y en esta este diablo llamado Marshall mide mucho sus palabras, no se le adivina hasta bien avanzada la película y, simplemente, desaparece cuando Mr. Brooks deja de tontear con Dios y le rinde tributo, se entrega, convencido de que seguirá prendado de su adicción... ahora más excitante porque supone a su hija igualmente adictiva al arte de matar y empieza a estar seducido por la poli que le buca.
Repito, Hurt compone un Satanás maravilloso, muy bien interpretado y muy bien "desaparecido". Y además sin jueguecitos sobrenaturales que tanto daño hicieron en su día a aquella película de Pacino y también al Satán de De Niro en "El corazón del ángel", en algunos países "Corazón satánico" con aquellos ojos "infernales" tan idiotas del final].
El diablo de William Hurt tiene al menos un antecedente mu cercano: aquel diablo de Al Pacino ("Pactar con el diablo"), un tipo de aspecto corriente que viajaba en metro. Pero aquella era una película "endiabladamente" mala con muchas ambiciones, y en esta este diablo llamado Marshall mide mucho sus palabras, no se le adivina hasta bien avanzada la película y, simplemente, desaparece cuando Mr. Brooks deja de tontear con Dios y le rinde tributo, se entrega, convencido de que seguirá prendado de su adicción... ahora más excitante porque supone a su hija igualmente adictiva al arte de matar y empieza a estar seducido por la poli que le buca.
Repito, Hurt compone un Satanás maravilloso, muy bien interpretado y muy bien "desaparecido". Y además sin jueguecitos sobrenaturales que tanto daño hicieron en su día a aquella película de Pacino y también al Satán de De Niro en "El corazón del ángel", en algunos países "Corazón satánico" con aquellos ojos "infernales" tan idiotas del final].