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España España · Madrid
Voto de horacio:
9
Drama Biopic sobre el boxeador Rocky Graziano, un joven italoamericano que, después de su paso por distintos reformatorios, se convirtió en campeón de boxeo de los pesos medios. Acostumbrado a la violencia del East Side neoyorquino, Rocky encontró el éxito en el ring gracias a una combinación de talento, ambición y tenacidad. (FILMAFFINITY)
29 de marzo de 2009
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El gran Robert Wise, hombre orquesta de la gran industria con toda clase de géneros y casi siempre acertando en dominio de la realización y brillante producción, esta vez se encara con su única película de boxeo. Hasta este 1956, una de las pocas, o acaso la única, que afrontaba el subgénero sin temor a realizar una gozosa apología del tan denostado deporte: algo que se sabía entonces y no puede ignorarse hoy, ya que se basaba en la autobiografía de un triunfador, un hombre que, "marcado por el odio" ascendería hasta él mismo asombrarse de encontrar "En la cima a un hombre como yo" (título original aproximado y homónimo de sus memorias): de la nada a la gloria entre puñetazos y en brazos de una delicada mujercita que, también por vez primera en estas películas, no sólo supera el temor al desastre de su pareja sino que es el alma mater de que un chico de la calle, violento y fatalista, asuma la responsabilidad del triunfo.
Sin duda, el reparto es óptimo; desde los secundarios hasta los protagonistas, pero es indispensable la inocencia del espectador de ayer y de hoy, pues las torpezas de su estructura dramática en torno a varios temas principales se supera por la apasionada necesidad de recurrir a apuntes dramáticos de radionovela, al aliento previsible que todos querían y quieren ver ante personajes tan desolados que necesitan una oportunidad. Y esta vez, las partes más tremendas del boxeo se mencionan al pasar; lo que queda es una lucha singular con rumores de victoria desde ese principio magistral en que un niño corre desesperadamente y se transforma en un muchacho igualmente desesperado.

Ritmo, emoción, nobles y tramposos recursos, un director brillante, un Paul Newman en estado de gracia dosificando con gran sabiduría al niño y al salvaje que siempre habitan en su personaje. La bella —y sólo en apariencia frágil— Pier Angeli en uno de sus pocos papeles realmente buenos: excelente niña delicada que toma las riendas de un hombre débil al borde de la catástrofe.

El auténtico Rocky murió con 71 años en 1990; tuvo tiempo de ver una nueva versión de esta película y de su personaje en manos de Sylvester Stallone, quien en 1975 hizo de Rocky Balboa un nuevo Rocky Graziano tomando muchos datos de la realidad boxística en general pero vivamente inspirado en este Rocky que hizo historia en el cuadrilátero (ahora se me escapa si lo menciona en su película, pero creo que no).

La parte amarga es el recuerdo de la bella Pier Angeli, quien tras una carrera muy pobre y tristísimos romances y matrimonios, murió a los 39 años tras un batido considerable de barbitúricos. En cuanto a Paul Newman, el pasado año falleció a causa de una enfermedad con 83 años tras una brillantísima carrera, y largo matrimonio con Joan Woodward.

Los datos reales facilitan mucho la visión de una película estupenda a pesar de sus simplezas o quizás por ellas mismas... realizadas con un vigor y una inocencia que conmueven por igual.
horacio
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