Shyamalan sigue vendiéndonos motos. Unas suenan mejor y otras peor, a veces arrancan a la primera y otras no se mueven ni con grúa. Lo peor de todo es que estamos dispuestos siempre a que nos las venda...

Esta vez la moto arranca bien y a la primera, la escena de la obra es genial y apabullante, pero va perdiendo gas poco a poco, hasta que se atasca y no tenemos saldo en el móvil para pedir un taxi.

La película se queda hueca, vacía e incluso diría que falta de ideas, es como si escribiese un libro y no supiese hacer el final... yo lo encuentro un poco cogido por los pelos y para colmo deja la puerta abierta a una segunda parte como si se tratase de una de zombies o de asesinos en serie.