Hace rato que las películas que juegan con su propio lenguaje y dejan una apertura a la interpretación, frecuentemente, más allá de lo prudente, son endiosadas con laureles que han marcado una diferencia -quizás la más grande hasta ahora- entre el público masivo y la crítica especializada. Más aún en tiempos donde como pasa en el fútbol, todos somos pseudoexpertos y tenemos la última palabra sobre juicios en base a gustos personales. Haciendo una lista de pros y contras en torno a «Zona de interés» (2023), el balance es bastante irregular y no se puede dejar pasar, por más que el deleite de paladares más refinados, cultos o documentados, dirija hacia otra dirección.

Intentando como siempre ser lo más sincero y genuino sobre las sensaciones tras verla, la historia que redescubre e interpreta «Zona de interés» es más que interesante. Los simbolismos están a la orden del día y atrapan al espectador con miras a las consecuencias de este remolino y su particular contexto. Lo que se ve y lo que no, lo que se dice y aquello que se omite. Todo es una invitación a sopesar escalas entre los actores en escena y su pequeño mundo, dentro de otro feroz. Una gama de perspectivas que cotejar con y sin los aspectos bizarros y extemporáneos.

En contraparte, esa fascinación por descolocar a quien ve y dejarlo marcando ocupado es agotadora. La película y su premisa central atrapan pero es ese factor el que te saca de onda, de la concentración y arriesga todo el capital recaudado en los otros tres cuartos de la cinta.

«Zona de interés» transita en ese pasillo extraño donde un lado goza de los laureles de festivales con premios y alabanzas de la crítica. En frente, el espectador en esa incertidumbre de ser fruto de un experimento social, más que receptor, un interprete más de lo que busca generar el producto final, que en sí es una buena propuesta pero cuyo desenfoque es un cuento aparte. Una idea general y ejecución que merece elogio. ¿El epílogo? bajo reserva.

Recomendación:
Interesante. Tiene aciertos innegables que se disuelven en esa frontera de tendencia actual por querer generar algo más a costa del espectador.

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