Daniel Day-Lewis es sin duda uno de los grandes actores de Hollywood y la crítica no pudo obviar sus talentos explicitados en varias cintas con su sello de carácter, y esta de 1992 no fue la excepción.

Dándose el lujo de ser salvaje y a la vez encantador, Day-Lewis protagoniza “El último de los mohicanos” (1992) de Michael Mann, quien de modo muy medido, sobrio y casi algo rígido, relata una historia enmarcada en la antesala de la independencia estadounidense y la relación distante y vertical de absolutismo con los colonos y los otros grandes damnificados, los indígenas.

La dosis de aventura le quita increíblemente el peso de más de dos horas a una película que se pasa volando pese a alguna depresión intermedia. Los paisajes son abrumadores y lo sonoro a ratos muestra un estilo propio, de cine de otros tiempos, casi reemplazando los diálogos.

“El último de los mohicanos” es una cinta diferente. Bien hecha, sencilla en sus contenidos pero humana y profundamente evocadora. Lo que consigue es sin duda una mezcla de sentimientos agradables que incluso tras más de dos horas de melodrama, deja con gusto a poco.

Recomendación:
Buena. Un clásico. Una película bien hecha y que consigue bastante.

=Cité de Lord Buyinski= www.buyinski.wordpress.com