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Voto de Giunmito:
7

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7
6.6
6,619
Documental
"L'Arrivée d'un train à La Ciotat" es sin duda uno de los filmes más famosos de la historia. La imagen de un tren llegando a una estación, pasando muy cerca de la cámara mientras reduce la velocidad, se convirtió rápidamente en una escena absolutamente icónica de esa curiosidad de reciente invención llamada "cinematógrafo". (FILMAFFINITY)
3 de agosto de 2013
3 de agosto de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Enciendo el ordenador para empezar un aburridísimo trabajo de búsqueda de jurisprudencia online para clase; en algún minuto, por entre las largas y tediosas horas de "investigación" minuciosa, visitas a facebook, idas y venidas de la cocina y charlas con quien quiera que se quiera pasar por mi habitación, se me ocurre echar un vistazo a Llegada del tren a la estación de La Ciotat, la más conocida, al menos para mí, de las películas de los hermanos Lumière, a pesar de que nunca la había visto antes. Total, no dura ni un minuto, poca concentración voy a perder con esto. O sea que me meto en youtube y veo el vídeo. Y justo después, me meto a filmaffinity para votarla.
La cosa es ya de por sí un tanto ridícula, pero lo hago igualmente. Quiero dejar constancia de que he visto esta película. Y llega la hora de valorarla. Por un lado, pienso que el corto en sí tampoco es que sea gran cosa. Pero, por otra parte, es de 1895, esto dejó al grupo de espectadores parisinos que tuvieron la suerte de asistir a su proyección totalmente pasmado. Por supuesto, tiene auténtico mérito. O sea que... ¿qué nota le planto? ¿Un nueve? Sin duda, con todo el mérito del mundo, la película no es para un nueve... No, un nueve no. ¿Un seis? Pf... Pero es que un seis es casi como un insulto, parece que no hago justicia al impacto y a la novedad que algo tan trivial como la llegada de un tren a la estación tuvo en su momento... Total, ¿que qué hago? Y sigo pensando y debatiendo conmigo mismo.
En ese momento, me percato de mi propia ridiculez y del hecho de que parece que me estoy tomando a mí mismo como poco menos que un reputadísimo crítico de cuya valoración sobre la película vaya a depender la valoración que luego hagan muchos más; como si verdaderamente le fuera a importar algo a alguien que le ponga un seis o un nueve a la peliculita de los Lumière... También pienso que, realmente, ponerse a valorar en filmaffinity cortos de un minuto es poco menos que imbécil...
O sea que... ¿qué hago? ¿La valoro o la dejo estar? Total... Pero es que me apetece dejar constancia de que he visto las películas de los Lumière (como si ello fuese a impresionar a alguien y fuese algo extremadamente difícil o digno de cerebros privilegiados o de personas de buen gusto). Vamos a ver... Doy un par de vueltas en la silla. Echo el aire. Empiezo a dar golpecitos en la mesa con los dedos. "Bueno, pues hala, le pongo un siete", decido finalmente. Total, que entro, le pongo un siete y permanezco pensativo un poco más observando el efecto que las siete estrellas tienen junto a la imagen de la película. Por un momento, pienso en subir y en bajar la nota al mismo tiempo, pero me suplico a mí mismo que me tranquilice y salgo de filmaffinity rápidamente, tratando de olvidar el incidente y de volver lo más prontamente posible al repulsivo mundo del Derecho Constitucional.
La cosa es ya de por sí un tanto ridícula, pero lo hago igualmente. Quiero dejar constancia de que he visto esta película. Y llega la hora de valorarla. Por un lado, pienso que el corto en sí tampoco es que sea gran cosa. Pero, por otra parte, es de 1895, esto dejó al grupo de espectadores parisinos que tuvieron la suerte de asistir a su proyección totalmente pasmado. Por supuesto, tiene auténtico mérito. O sea que... ¿qué nota le planto? ¿Un nueve? Sin duda, con todo el mérito del mundo, la película no es para un nueve... No, un nueve no. ¿Un seis? Pf... Pero es que un seis es casi como un insulto, parece que no hago justicia al impacto y a la novedad que algo tan trivial como la llegada de un tren a la estación tuvo en su momento... Total, ¿que qué hago? Y sigo pensando y debatiendo conmigo mismo.
En ese momento, me percato de mi propia ridiculez y del hecho de que parece que me estoy tomando a mí mismo como poco menos que un reputadísimo crítico de cuya valoración sobre la película vaya a depender la valoración que luego hagan muchos más; como si verdaderamente le fuera a importar algo a alguien que le ponga un seis o un nueve a la peliculita de los Lumière... También pienso que, realmente, ponerse a valorar en filmaffinity cortos de un minuto es poco menos que imbécil...
O sea que... ¿qué hago? ¿La valoro o la dejo estar? Total... Pero es que me apetece dejar constancia de que he visto las películas de los Lumière (como si ello fuese a impresionar a alguien y fuese algo extremadamente difícil o digno de cerebros privilegiados o de personas de buen gusto). Vamos a ver... Doy un par de vueltas en la silla. Echo el aire. Empiezo a dar golpecitos en la mesa con los dedos. "Bueno, pues hala, le pongo un siete", decido finalmente. Total, que entro, le pongo un siete y permanezco pensativo un poco más observando el efecto que las siete estrellas tienen junto a la imagen de la película. Por un momento, pienso en subir y en bajar la nota al mismo tiempo, pero me suplico a mí mismo que me tranquilice y salgo de filmaffinity rápidamente, tratando de olvidar el incidente y de volver lo más prontamente posible al repulsivo mundo del Derecho Constitucional.