Se le suele llamar al cine el séptimo arte. Una de las posibles formas de definir el arte es cualquier expresión que produce sensaciones, que la persona que lo esté admirando sienta emociones en su interior.
Sin lugar a dudas y teniendo en cuenta ésto, "Avatar" es una obra de arte. Y lo es por muchos motivos. La recreación del planeta Pandora, con todos sus matices, fauna, flora y paisajes ya basta por sí sola para que esta película merezca la pena ser vista una y otra vez. El diseño de producción, cuidadísimo, con la base humana, tecnología y vehículos es digno en sí mismo de pasar a la historia de la ciencia ficción. La idea básica de controlar remotamente cuerpos híbridos para explorar adecuadamente el planeta, no se ha visto antes en este género. James Cameron, uno de los mejores directores actuales de Hollywood, crea un universo nuevo con sus fantásticas ideas. La ciencia ficción que construye este hombre en sus películas (y en ésta más que en ninguna) es un derroche de imaginación y de detallismo que hace a la historia muy creíble. Por ejemplo, en las miles de películas de ciencia ficción que hay, a nadie se le había ocurrido que en otro planeta la atmósfera pueda ser tóxica para el ser humano, o que los humanoides más evolucionados puedan conectarse a una red planetaria formada por todos los seres vivos.
Pero Avatar es mucho, muchísimo más. Es aventura. Es acción. Es emoción. Es ecología. Es crítica social. Es poesía para la vista. Es revolución tecnológica. Lejos de la infinidad de películas que después siguieron el aprovechamiento puramente económico del 3D, "Avatar" está concebida perfectamente para ello. No es que la veamos, es que la vivimos. Estamos en Pandora. Volamos en la Banshee y en
Toruk. Asistimos a las planificaciones militares. Vivimos la mejor batalla aérea de la historia del cine desde dentro de las naves (excelentemente diseñadas) con el malvado general (la mejor interpretación de la película, por parte de Stephen Lang). Conocemos las costumbres de los Navi' y su amor por la naturaleza. Es absorbente, hipnótica y mágica. Por si fuera poco, la banda sonora de James Horner es capaz de poner la piel de gallina.
Y es que con mi humilde criterio cinéfilo, no encuentro una película en toda la historia que llegue tanto al alma, que conmueva de esta manera tocando tantos temas diversos con tantas posibles lecturas en sucesivos visionados. Merece todo su éxito y es infinitamente superior a sus rivales en los Óscar, aunque la Academia nunca lo reconoció.
Gracias, Cameron, muchas gracias. Es un honor estar vivo en esta época para poder disfrutar de esta historia en el cine y en blu-ray una y otra vez para olvidarse de todas las penas del mundo. Siempre puedo volar por los cielos de Pandora...