Nuestro paisano Antonio Banderas hizo su primer trabajo americano como director con esta historia también muy americana en la que su musa es la que por entonces era su pareja.
Aunque la protagonista sea Melanie Griffith, la película está sembrada de secundarios de lujo, como David Morse o Rod Steiger.
Los niños son el hilo conductor en esta mezcla de “road movie”, thriller y humor negro, que sirve también para reflejar y criticar claramente el estilo de vida de este famoso estado sureño, con su racismo y machismo.
Destaco la fotografía, que es estupenda, y un desarrollo argumental bastante conseguido, teniendo en cuenta que el punto de partida (el viaje de Lucille) no es nada interesante a priori.
La protagonista es pija y repelente, con un toque de mujer fatal y la locura del título. Banderas trata de sacar lo mejor de su mujer como actriz, pero personalmente me parece un poco forzada en este personaje con el que no soy capaz de empatizar.
Pero, aunque no podamos calificarla de obra maestra, es cuanto menos entretenida, y desde luego está muy bien filmada para estar hecha por alguien que no tenía experiencia en la dirección. ¡Bien por Antonio Banderas!