No está nada mal este cambio de registro en la trilogía.
Nos presenta a un Damien adulto, con plena conciencia de quién es y malvados planes de futuro en su cabeza. Pero aunque sea más malo que un dolor de muelas, ya no da tanto miedo como cuando era niño y hablaba menos, aunque su "modus operandi" sea similar.
Es muy interesante la lucha entre el bien y el mal, adaptando vaticinios bíblicos al siglo XX. Ahora Damien tiene enemigos en el mundo para intentar pararle los pies.
Parece que incluso Jerry Goldsmith incluye en su banda sonora un leve toque de esperanza, y aunque sus siniestros coros satánicos siguen ahí, ya no tienen tanta fuerza negativa como en la primera película.
Como digo, aunque sea de terror, da muy poco miedo en comparación con las anteriores, pero de todas maneras se mantiene el suspense y el interesante argumento. La trama es continuista y tiene muchas referencias a todo lo anterior.
Sam Neill encaja bien. Su aspecto se parece lo suficiente a la versión joven del anticristo.
Los "accidentes" que ocurren a su alrededor siguen siendo retorcidos y un poco "gore" (al menos para la época del film).
Recomendable para los que les gustaron las dos anteriores y ver la conclusión de la historia. Evidentemente, para mí no cuenta como oficial esa horrorosa cuarta entrega con la niña, que es mejor olvidarla.