El Grinch es una adaptación del famoso cuento de Dr. Seuss sobre un ser malhumorado que odia la Navidad y que intenta arruinarla a los habitantes de Villa Quién, un pueblo lleno de alegría y color. La película está dirigida por Ron Howard y protagonizada por Jim Carrey, que se enfunda un pesado traje y un maquillaje que le valió un Oscar, pero que no consigue ocultar su sobreactuación y sus muecas exageradas. El resto del reparto está compuesto por actores que parecen salidos de un anuncio de dentífrico, con sonrisas forzadas y vestuarios ridículos. La historia se alarga innecesariamente con subtramas que no aportan nada, como el pasado del Grinch, el romance entre el alcalde y la vecina, o la niña que quiere saber el verdadero significado de la Navidad. El humor se basa en chistes groseros, situaciones absurdas y referencias culturales que no tienen nada que ver con el espíritu del libro original. La película es un intento fallido de recrear la magia y el encanto de Dr. Seuss, que se queda en una comedia vulgar y ruidosa que no hará reír ni a los niños ni a los adultos. Pero si quieren disfrutar de una buena versión del Grinch, les recomiendo que vean el corto animado de 1966, que respeta el estilo y el mensaje del autor, y que dura solo 26 minutos. Se lo agradecerán.