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Voto de Jaime Flores:
8
Voto de Jaime Flores:
8
6.2
10,209
Drama
En la Coney Island de la década de los 50, el joven Mickey Rubin (Timberlake), un apuesto salvavidas del parque de atracciones que quiere ser escritor, cuenta la historia de Humpty (Jim Belushi), operador del carrusel del parque, y de su esposa Ginny (Winslet), una actriz con un carácter sumamente volátil que trabaja como camarera. Ginny y Humpty pasan por una crisis porque además él tiene un problema con el alcohol, y por si fuera poco ... [+]
8 de diciembre de 2021
8 de diciembre de 2021
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todavía soy un profano de Woody Allen, pero "Wonder Wheel" no me parece una obra menor dentro de su filmografía. Entre otras cosas, porque no tiene obras mayores, lo que le impide tener de menores. Según mi criterio, el director neoyorquino filma cosas acertadas y otras desacertadas, accesibles e inaccesibles, interesantes o infumables, y en este caso, estamos ante una perteneciente a las primeras categorías.
Quizás peca de un exceso de teatralidad, como he leído por ahí, pero ninguna de las películas de este señor pretenden ser realistas, dados sus tan característicos diálogos rebosantes de pomposidad, que aquí vuelven a florecer. Nadie habla como en sus películas, y ese es su gran inconveniente para algunos y su mayor encanto para otros. Después de este rollo, me centro en "Wonder Wheel" (título lúcido como pocos*(1) pero que podrían haber traducido, que hay que ser chapucero).
Envuelta en una ambientación tan falsa y rimbombante como mágica (para nosotros) y asfixiante (para ellos), la historia fluye con brío y lucidez a través de una protagonista hastiada de todos y, sobre todo, de sí misma, ya que ni cuando le suceden cosas buenas es capaz de disfrutarlas. Quizás nació así o quizás la vida la llevó hasta este punto de no retorno, lo cierto es que la encargada de darle vida, Kate Winslet, vuelve a demostrar su talento inabarcable*(2). Es capaz de pasar de blanco a negro sin despeinarse, de ser la mujer más desdichada del mundo a, no la más feliz porque Ginny no toca ese palo, pero sí a alguien con cierta serenidad y orgullo. Tremenda, está tremenda la Winslet.
La acompañan, o mejor dicho la atosigan, un marido machista, tosco y feo, interpretado por un fantástico Jim Belushi, el único del reparto que le sigue el ritmo, un hijo pirómano, una hijastra sibilina y un amante embaucador, y todo eso, además, viviendo en un cuchitril y sin tener un duro, a pesar de trabajar como una negra. Como para no estar desesperada... Le agradezco a Woody Allen que abandone momentáneamente a sus amados personajes ricos con problemas de ricos, tales como enamorarse o desenamorarse (ojo al drama) para abrazar a semejantes habitantes bastos, incultos y pobres como ratas de esta feria nauseabunda.
También son plausibles el guión, que da en el clavo como casi siempre logra Allen; la cámara, que se mueve de maravilla en ese entorno que recuerda al Burton de los 2000 ("Big Fish", "Charlie y la fábrica de chocolate); y, lo mejor de todo, la iluminación, absolutamente espléndida para el contexto en el que nos hallamos, tan irreal como fantástico. Una iluminación que lleva a los personajes, y por ende a nosotros, a dónde quiere, pasando del frío al calor con una facilidad pasmosa, ya que realmente nos conduce del sosiego a la irritación*(3) y del delirio a la realidad*(4). Luego ves que Vittorio Storaro estaba detrás de cámaras y todo tiene sentido.
Todo ello me lleva a la triste conclusión de que, cuando alguien está tachado de la lista, lo está haga lo que haga, porque si "Wonder Wheel" pasó sin pena ni gloria y, alguien como yo, un cinéfilo en ciernes, ni siquiera había escuchado hablar de ella a pesar de haberse estrenado hace tan poco, es que algo falla, porque esta es una de las buenas películas de Woody Allen. Y de aquí no me baja nadie.
Quizás peca de un exceso de teatralidad, como he leído por ahí, pero ninguna de las películas de este señor pretenden ser realistas, dados sus tan característicos diálogos rebosantes de pomposidad, que aquí vuelven a florecer. Nadie habla como en sus películas, y ese es su gran inconveniente para algunos y su mayor encanto para otros. Después de este rollo, me centro en "Wonder Wheel" (título lúcido como pocos*(1) pero que podrían haber traducido, que hay que ser chapucero).
Envuelta en una ambientación tan falsa y rimbombante como mágica (para nosotros) y asfixiante (para ellos), la historia fluye con brío y lucidez a través de una protagonista hastiada de todos y, sobre todo, de sí misma, ya que ni cuando le suceden cosas buenas es capaz de disfrutarlas. Quizás nació así o quizás la vida la llevó hasta este punto de no retorno, lo cierto es que la encargada de darle vida, Kate Winslet, vuelve a demostrar su talento inabarcable*(2). Es capaz de pasar de blanco a negro sin despeinarse, de ser la mujer más desdichada del mundo a, no la más feliz porque Ginny no toca ese palo, pero sí a alguien con cierta serenidad y orgullo. Tremenda, está tremenda la Winslet.
La acompañan, o mejor dicho la atosigan, un marido machista, tosco y feo, interpretado por un fantástico Jim Belushi, el único del reparto que le sigue el ritmo, un hijo pirómano, una hijastra sibilina y un amante embaucador, y todo eso, además, viviendo en un cuchitril y sin tener un duro, a pesar de trabajar como una negra. Como para no estar desesperada... Le agradezco a Woody Allen que abandone momentáneamente a sus amados personajes ricos con problemas de ricos, tales como enamorarse o desenamorarse (ojo al drama) para abrazar a semejantes habitantes bastos, incultos y pobres como ratas de esta feria nauseabunda.
También son plausibles el guión, que da en el clavo como casi siempre logra Allen; la cámara, que se mueve de maravilla en ese entorno que recuerda al Burton de los 2000 ("Big Fish", "Charlie y la fábrica de chocolate); y, lo mejor de todo, la iluminación, absolutamente espléndida para el contexto en el que nos hallamos, tan irreal como fantástico. Una iluminación que lleva a los personajes, y por ende a nosotros, a dónde quiere, pasando del frío al calor con una facilidad pasmosa, ya que realmente nos conduce del sosiego a la irritación*(3) y del delirio a la realidad*(4). Luego ves que Vittorio Storaro estaba detrás de cámaras y todo tiene sentido.
Todo ello me lleva a la triste conclusión de que, cuando alguien está tachado de la lista, lo está haga lo que haga, porque si "Wonder Wheel" pasó sin pena ni gloria y, alguien como yo, un cinéfilo en ciernes, ni siquiera había escuchado hablar de ella a pesar de haberse estrenado hace tan poco, es que algo falla, porque esta es una de las buenas películas de Woody Allen. Y de aquí no me baja nadie.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*(1) La película acaba exactamente dónde empieza, lo del medio (el amante) sólo ha sido un rodeo ilusionante y pasajero, como lo es montar en una noria.
*(2) Sólo la forma en la que mira a su marido en un momento concreto en el que están comiendo, ya lo merece todo.
*(3) Cuando Winslet y Temple conversan en la habitación, durante el cumpleaños de la primera, y pasan del rojo al azul según la joven cuenta lo que le ocurre con total inocencia, mientras la otra escucha y va subiendo al rojo, ya que esa información la está quemando por dentro. Y como regresa al azul cuando Winslet quiere saber más con la esperanza de encontrar un resquicio en la versión de la mosquita muerta, pero sus réplicas sólo la hacen arder más. Y vuelta al rojo.
*(4) En la última gran escena, con Kate vestida de blanco e iluminada como si la protagonista de la mejor obra de teatro fuese, todo reluce, y cómo va descendiendo el resplandor de forma progresiva hasta terminar en esa mezcla de grises y marrones propia del realismo más exasperante.
*(2) Sólo la forma en la que mira a su marido en un momento concreto en el que están comiendo, ya lo merece todo.
*(3) Cuando Winslet y Temple conversan en la habitación, durante el cumpleaños de la primera, y pasan del rojo al azul según la joven cuenta lo que le ocurre con total inocencia, mientras la otra escucha y va subiendo al rojo, ya que esa información la está quemando por dentro. Y como regresa al azul cuando Winslet quiere saber más con la esperanza de encontrar un resquicio en la versión de la mosquita muerta, pero sus réplicas sólo la hacen arder más. Y vuelta al rojo.
*(4) En la última gran escena, con Kate vestida de blanco e iluminada como si la protagonista de la mejor obra de teatro fuese, todo reluce, y cómo va descendiendo el resplandor de forma progresiva hasta terminar en esa mezcla de grises y marrones propia del realismo más exasperante.