"Un monstruo viene a verme" consigue tocarte la fibra, y si no es así, es que estás muerto. La constante sensación de estar a punto de perder a una madre es agónica, y la película logra retratarlo con una mezcla de sensibilidad, drama, entretenimiento y fantasía notable.

El monstruo aparece como una especie de salvador para un chaval que no sabe como enfrentarse a su cruda realidad, o peor aún, a sus propios pensamientos. Mediante una serie de historias, consigue descargarnos momentáneamente, a nosotros, espectadores, y a Connor, protagonista, del sufrimiento tan crudo que envuelve "Un monstruo viene a verme".

El guión es excelente. La película deja tras de si una sucesión de frases magistrales, la gran mayoría provenientes del monstruo, pero también de los personajes mortales, destacando esa "Ojalá tuviera cien años. Cien años para dedicártelos". ¿Es posible que haya alguien que no le conmueva ni lo más mínimo esa frase, de una madre moribunda a su hijo turbado por la situación?

Lewis MacDougall, pese a su corta edad, desarrolla su papel más que correctamente, mientras que Felicity Jones no destaca pese a tenerlo todo a su favor, siendo Sigourney Weaver la que sustenta el peso actoral del film, demostrando que aún tiene mucho que ofrecer al mundo. No puedo dejar de mencionar a Geraldine Chaplin. Maravillosamente breve.

Juan Antonio Bayona se corona como un genio con, esto ya en términos estrictamente personales, la mejor obra en su haber.