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5.0
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Ciencia ficción. Thriller. Terror
Clive (Adrien Brody) y Elsa (Sarah Polley) son dos brillantes científicos que, por medio de la ingeniería genética, se dedican a crear variaciones de especies conocidas. Aunque han alcanzado el éxito, su ambición les hará perder el control, cuando, en secreto, decidan llevar sus experimentos más allá de la moral. Combinando ADN humano en sus experimentos genéticos obtendrán un nuevo escalón en el árbol evolutivo actual. (FILMAFFINITY)
30 de junio de 2010
30 de junio de 2010
74 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de la revisitación de Frankenstein más toda la investigación genética actual, esto no es más que un melodrama malo con monstruo.
Natali impresionado (y con razón) al ver el surrealista ratón de Vacanti hace más de una década concibe esta historia en su día y después de tantos años de darle vueltas a lo que iba a ser un corto nace Splice. Poca imaginación, la verdad, casi 15 años pensando para esto.
Él mismo dice que se trata de una historia acerca de las relaciones familiares. Al tratarse el concepto de familia le vienen los desvaríos delirantes y edípicos: los científicos hacen lo que hacen y la criatura hace lo propio.
Este rollo freudiano lleva a disparates tales como la proyección de la educación recibida en la pobre criatura-engendro. Lo que me faltaba, ahora echa la culpa a los abuelos. Y todo esto, según sus palabras, para explorar los matices entre el creador y la creación y que como un catalizador la criatura saca la parte oscura de ellos. Pues eso, que el film va de nuestra relación con nuestro hijito/a-loquesea.
Es serie B, perfecto, con un laboratorio que ni Reanimator, con unos científicos que ni son locos, ni son serios, son estúpidos y eso que ha contado con un genetista de colaborador, pero la falta de presupuesto no es el problema de la película.
Homenajea a Elsa Lanchester y Colin Clive (que va a ser lo mejor de la peli) llamando así a sus científicos.
La primera fase de la criatura, es decir, la fase en la que parece un pollito desplumado es la más interesante, el resto es una película muchas veces vista y que no pienso psicologizar en materia de creador y criatura. Ese "otro lado del cristal", esa fase del espejo lacaniana, el Yo, el Otro, el de más allá. El momento en que todo ser se dice a sí mismo "yo soy yo", la soledad, el desconocimiento del mundo exterior, la evidente marginación, nunca podrá encontrar el amor y todo ello porque es diferente, es un monstruo, una criatura, un engendro, en definitiva: un pollito.
El transcurrir del relato es tópico, como está mandado. Tenemos monstruo, por tanto al principio es bueno y luego se metamorfoseará como buen engendro en otras cosas, tanto exterior como interiormente. Claro, como toda la vida. Es que Natali lo que pretende es hacer ciencia ficción que responda y refleje los problemas del presente (como los familiares, ya te digo) y como le gustan los monstruos, pues miel sobre hojuelas.
Con Splice, Natali, no ha hecho ciencia ficción, ¡es que no me quiero ni acordar del momento de pantalones bajados! En fin que no, que esto es un dramón malo con criatura abominable vestidita de azul.
Ni que decir tiene que la reflexión acerca de la manipulación genética está ausente.
El círculo se cierra para el engendro angélico ¡Jesús!
Natali no me tiene entre sus turiferarios.
Con cautela (por no decir miedo) esperaré lo que haga con Neuromante.
Natali impresionado (y con razón) al ver el surrealista ratón de Vacanti hace más de una década concibe esta historia en su día y después de tantos años de darle vueltas a lo que iba a ser un corto nace Splice. Poca imaginación, la verdad, casi 15 años pensando para esto.
Él mismo dice que se trata de una historia acerca de las relaciones familiares. Al tratarse el concepto de familia le vienen los desvaríos delirantes y edípicos: los científicos hacen lo que hacen y la criatura hace lo propio.
Este rollo freudiano lleva a disparates tales como la proyección de la educación recibida en la pobre criatura-engendro. Lo que me faltaba, ahora echa la culpa a los abuelos. Y todo esto, según sus palabras, para explorar los matices entre el creador y la creación y que como un catalizador la criatura saca la parte oscura de ellos. Pues eso, que el film va de nuestra relación con nuestro hijito/a-loquesea.
Es serie B, perfecto, con un laboratorio que ni Reanimator, con unos científicos que ni son locos, ni son serios, son estúpidos y eso que ha contado con un genetista de colaborador, pero la falta de presupuesto no es el problema de la película.
Homenajea a Elsa Lanchester y Colin Clive (que va a ser lo mejor de la peli) llamando así a sus científicos.
La primera fase de la criatura, es decir, la fase en la que parece un pollito desplumado es la más interesante, el resto es una película muchas veces vista y que no pienso psicologizar en materia de creador y criatura. Ese "otro lado del cristal", esa fase del espejo lacaniana, el Yo, el Otro, el de más allá. El momento en que todo ser se dice a sí mismo "yo soy yo", la soledad, el desconocimiento del mundo exterior, la evidente marginación, nunca podrá encontrar el amor y todo ello porque es diferente, es un monstruo, una criatura, un engendro, en definitiva: un pollito.
El transcurrir del relato es tópico, como está mandado. Tenemos monstruo, por tanto al principio es bueno y luego se metamorfoseará como buen engendro en otras cosas, tanto exterior como interiormente. Claro, como toda la vida. Es que Natali lo que pretende es hacer ciencia ficción que responda y refleje los problemas del presente (como los familiares, ya te digo) y como le gustan los monstruos, pues miel sobre hojuelas.
Con Splice, Natali, no ha hecho ciencia ficción, ¡es que no me quiero ni acordar del momento de pantalones bajados! En fin que no, que esto es un dramón malo con criatura abominable vestidita de azul.
Ni que decir tiene que la reflexión acerca de la manipulación genética está ausente.
El círculo se cierra para el engendro angélico ¡Jesús!
Natali no me tiene entre sus turiferarios.
Con cautela (por no decir miedo) esperaré lo que haga con Neuromante.