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Vanuatu Vanuatu · Tomando el sol en Arrakis
Voto de Palasaca:
7
Serie de TV. Intriga. Drama Serie de TV (2019-Actualidad). Max Liebermann, un estudiante de Sigmund Freud, ayuda al detective Rheinhardt en la investigación de una serie de perturbadores crímenes en la Viena del año 1900. (FILMAFFINITY)

En junio de 2023 fue renovada por una 4ª temporada.
23 de agosto de 2020
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante y muy bien ambientada co-producción austríaco-británica de 2019 que se centra en las andanzas de una típica y tópica pareja de detectives formada en este caso por el curtido inspector de policía Oskar Rheinhardt (papel a cargo del actor austriaco Jürgen Maurer) y el joven e inquieto psiquiatra Max Liebermann (interpretado por el británico Matthew Beard) en la Viena imperial de principios del siglo XX. La serie es un thriller psicológico y de acción cuya primera temporada consta de tres episodios de 90 minutos que en España (donde la emite Movistar+) y en otros países han sido divididos en dos partes, con lo que la serie ha pasado a un formato de 6 episodios de 45 minutos.

Basada en la saga de novelas “The Liebermann Papers” del escritor y psicólogo clínico británico Frank Talls, poco hay que decir de la parte detectivesca, pues sigue los patrones habituales de este tipo de novelas y producciones a las que tan acostumbrados estamos desde que Sir Arthur Conan Doyle tuviera la gran idea de crear a Sherlock Holmes y al doctor Watson. La novedad viene del contexto espaciotemporal elegido: Viena, la capital del decadente imperio austrohúngaro en 1906, y del personaje principal: el doctor Liebermann, el inteligente vástago de una familia burguesa hebrea que trata de hacerse un hueco en la alta sociedad vienesa, seguidor de las por entonces novedosas y revolucionarias teorías psicológicas de Sigmund Freud. Es por ello que el joven Max deberá enfrentarse, por un lado, a la incomprensión y resistencia de los estamentos médicos de la época a las ideas freudianas y, por otro, al creciente antisemitismo y xenofobia que anida en el alma de la sociedad imperial. Y todo ello presentado en un envoltorio magnífico, pues la serie ha sido rodada en “marcos incomparables” como el Palacio de la Ópera de Viena, el Museo de Historia Natural, el Arsenal, el parque Burggarten o el Café Bräunerhof. El vestuario, los decorados, el mobiliario y todo lo que compone la puesta en escena solo pueden ser calificados de sobresalientes.

El problema es el habitual en este tipo de series: no hay auténtica tensión pues sabemos de sobra cómo va a acabar cada una de las tramas. Incluso la parte romántica es transparente como un cristal. Pero eso no quita para que sea una serie muy pero que muy bien hecha (incluso cuanto hacen uso de tomas generales de la Viena actual desde la distancia que evidentemente han tenido que pasar por una limpieza de elementos anacrónicos de la mano de los especialistas en efectos digitales) que nos traslada a una Viena inquietantemente racista en los albores del siglo XX (en 1906 faltaban ocho años para el estallido de la I Guerra Mundial que puso fin al imperio multinacional de los Habsburgo y sembró las semillas del nazismo y el antisemitismo tanto en Alemania como en Austria) y que nos permite disfrutar de una de las cosas que más nos gustan: cazar psicópatas y criminales usando más el cerebro que los puños (aunque una cosa no quita la otra) mientras las diferentes personalidades de la detectivesca pareja nos arrancan más de una sonrisa.
Palasaca
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