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Voto de berenice:
3

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8.6
33,793
2 de enero de 2014
2 de enero de 2014
30 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi abuela, (quien, por cierto, también canturreaba "La violetera"), tenía un joyero lleno de pedrería falsa, rosarios, y esas cositas de abuelas. Todo era mimo en la manera cómo trataba mi abuela sus cosas, hasta el punto que esas mismas cosas trascendían ese cariño, volviéndose objetos venerables. Acordándome del joyero, me acuerdo del amor de mi abuela. Pero no dejaba de ser pedrería falsa.
Veo "Luces de la ciudad" tras muchísimos años sin hacerlo, y me recuerda a ese joyero. Siendo de 1931, a mí me lleva a los años setenta, que es cuando la veíamos en casa, no una vez, sino varias y nos hacía gracia, como tantas pelis de Chaplin que aún ponían a menudo, incluso en el cine. Una cinta tan empalagosa se ha convertido, también, en un objeto venerable. Ayudada, además, por el icono mundial Chaplin, que a ver quién tiene cojones de menear, (y más si recordamos otras películas suyas que sí son buenas). Si nos ponemos benévolos, tiene un final bonito y buenas actuaciones. Algún apunte social interesante. Uno o dos gags que te pueden mover aún, ligerísimamente, la comisura del labio... pero el resto está totalmente caducado. Terriblemente envejecido. Basta con ver el gag del intento de suicidio en el agua: lo peor no es que adivines quién va a caer al agua, sino que lo hagas las tres veces. Y así siempre. La parte sentimental está tan manida y rancia que da risa... Abrigazo de astracán devorado sin misericordia por la polilla.
En fin, no lo toméis a mal y compadecedme, ya que tengo el corazón helado. Siempre aparece algún amargado para estropear la fiesta.
Tras 186 críticas que son montañas de adjetivos elogiosos, pero la mayoría sin explicar por qué, me acojo al mismo sistema de criticar, pero a la inversa. El que quiera,esta vez sí, una magnífica crítica negativa, que lea la de Jorge Luis Borges.
Veo "Luces de la ciudad" tras muchísimos años sin hacerlo, y me recuerda a ese joyero. Siendo de 1931, a mí me lleva a los años setenta, que es cuando la veíamos en casa, no una vez, sino varias y nos hacía gracia, como tantas pelis de Chaplin que aún ponían a menudo, incluso en el cine. Una cinta tan empalagosa se ha convertido, también, en un objeto venerable. Ayudada, además, por el icono mundial Chaplin, que a ver quién tiene cojones de menear, (y más si recordamos otras películas suyas que sí son buenas). Si nos ponemos benévolos, tiene un final bonito y buenas actuaciones. Algún apunte social interesante. Uno o dos gags que te pueden mover aún, ligerísimamente, la comisura del labio... pero el resto está totalmente caducado. Terriblemente envejecido. Basta con ver el gag del intento de suicidio en el agua: lo peor no es que adivines quién va a caer al agua, sino que lo hagas las tres veces. Y así siempre. La parte sentimental está tan manida y rancia que da risa... Abrigazo de astracán devorado sin misericordia por la polilla.
En fin, no lo toméis a mal y compadecedme, ya que tengo el corazón helado. Siempre aparece algún amargado para estropear la fiesta.
Tras 186 críticas que son montañas de adjetivos elogiosos, pero la mayoría sin explicar por qué, me acojo al mismo sistema de criticar, pero a la inversa. El que quiera,esta vez sí, una magnífica crítica negativa, que lea la de Jorge Luis Borges.