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7
8.1
12,199
Cine negro. Intriga. Thriller
Tras suicidarse, el policía Tom Duncan deja una carta en la que confiesa haberse dejado sobornar por una banda de gángsters, pero también denuncia la corrupción de altos funcionarios. Cuando el sargento Dave Bannion trata de esclarecer su muerte tropieza con toda clase de obstáculos. (FILMAFFINITY)
9 de febrero de 2014
9 de febrero de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Los sobornados” es mucho más apasionante en su vertiente de “propuesta” que en la de “respuesta”. Es mucho más interesante la angustia y el clima planteados que su resolución a base de mamporros, máxime si tenemos en cuenta que los mamporros los da un tipo al que cualquiera podría hostiar, cuánto más esos gorilas que se le vienen abajo con sólo ponerles unos deditos en la garganta. Y es que lo de Fritz Lang era el retrato psicológico, no la acción, definitivamente.
Ese planteamiento al que aludo es abrumador por muy manido que esté: casi no merece la pena estar limpio frente al universo cerrado de miseria y mezquindad que nos rodea; y que si, pese a todo, queremos estar limpios las vamos a pasar muy putas. Que quizá sea mejor claudicar, vaya, como hacemos casi todos, (“hacemos lo que nos mandan”, dice un poli a Ford; “es lo que quieren que hagamos, ¿no?”, responde éste). La manera que tiene Lang de plantear esta negrura, ya desde el principio, es bastante acongojante; demasiado bien sabía el maestro qué tono dar al relato para dar con el color turbio exacto y construye una narración tensa de planos fijos y primeros planos oportunamente seleccionados. Cuando se decide por las panorámicas, como en la secuencia del pub “El retiro”, la sobriedad no estorba al significado, (por eso la cámara arranca desde las botellas, subrayando el vicio y la degradación moral en que todos están envueltos). A pesar de la rebelión de Glenn Ford no hay nada sanamente subversivo en la película, y la desesperanza es tal que desanima. Mañana todo seguirá igual en nuestras vidas; nos levantaremos temprano y seguiremos tragando lo nuestro, cada uno sus propias injustas miserias. ¡Cuánto más grande será la claudicación si es, como aquí, presionada por el puro miedo, el miedo a la violencia, a morir, a que maten a tus seres queridos! Con el miedo han claudicado sociedades enteras, (algunas dentro de esta misma piel de toro, aunque el ambiente cotidiano sea el de "todo va bien"). Con ese miedo como ingrediente, la película puede parecer la historia de un héroe, pero dudo que esa haya sido la intención. No creo que se plantearan a Bannion como un héroe, una especie de coloso de simbólicas acciones cuya sola presencia, la Luz, hace retroceder al mal, la Sombra. Y no lo creo básicamente por la escena en que se enfrenta a la viuda Duncan, de incomodísima ambigüedad moral..
Los peros de la cinta son obvios, y hacen que pierda peso: ya he mencionado la ridícula capacidad de amedrentamiento que ejerce Bannion, un hombre solo contra un entramado tan sofisticado. También hay chapucillas en el guión, un clásico en el cine negro de todos los tiempos, (comento alguna en spoiler).
Pero el sabor de boca que quedará será muy bueno: la estúpida irreflexión de la primera Gloria Grahame, la mirada de Ford a su apartamento vacío, la impresionante escena en que Ford visita a la viuda Duncan, (muchísimo mejor que la escena del café: un sádico atacando no es noticia, pero sí lo es un honrado desquiciado)...
Como curiosidad, no entiendo por qué la música plagia la sinfonía en re de César Franck, una obra y un compositor que se me antojan alejadísimos del universo langiano.
Ese planteamiento al que aludo es abrumador por muy manido que esté: casi no merece la pena estar limpio frente al universo cerrado de miseria y mezquindad que nos rodea; y que si, pese a todo, queremos estar limpios las vamos a pasar muy putas. Que quizá sea mejor claudicar, vaya, como hacemos casi todos, (“hacemos lo que nos mandan”, dice un poli a Ford; “es lo que quieren que hagamos, ¿no?”, responde éste). La manera que tiene Lang de plantear esta negrura, ya desde el principio, es bastante acongojante; demasiado bien sabía el maestro qué tono dar al relato para dar con el color turbio exacto y construye una narración tensa de planos fijos y primeros planos oportunamente seleccionados. Cuando se decide por las panorámicas, como en la secuencia del pub “El retiro”, la sobriedad no estorba al significado, (por eso la cámara arranca desde las botellas, subrayando el vicio y la degradación moral en que todos están envueltos). A pesar de la rebelión de Glenn Ford no hay nada sanamente subversivo en la película, y la desesperanza es tal que desanima. Mañana todo seguirá igual en nuestras vidas; nos levantaremos temprano y seguiremos tragando lo nuestro, cada uno sus propias injustas miserias. ¡Cuánto más grande será la claudicación si es, como aquí, presionada por el puro miedo, el miedo a la violencia, a morir, a que maten a tus seres queridos! Con el miedo han claudicado sociedades enteras, (algunas dentro de esta misma piel de toro, aunque el ambiente cotidiano sea el de "todo va bien"). Con ese miedo como ingrediente, la película puede parecer la historia de un héroe, pero dudo que esa haya sido la intención. No creo que se plantearan a Bannion como un héroe, una especie de coloso de simbólicas acciones cuya sola presencia, la Luz, hace retroceder al mal, la Sombra. Y no lo creo básicamente por la escena en que se enfrenta a la viuda Duncan, de incomodísima ambigüedad moral..
Los peros de la cinta son obvios, y hacen que pierda peso: ya he mencionado la ridícula capacidad de amedrentamiento que ejerce Bannion, un hombre solo contra un entramado tan sofisticado. También hay chapucillas en el guión, un clásico en el cine negro de todos los tiempos, (comento alguna en spoiler).
Pero el sabor de boca que quedará será muy bueno: la estúpida irreflexión de la primera Gloria Grahame, la mirada de Ford a su apartamento vacío, la impresionante escena en que Ford visita a la viuda Duncan, (muchísimo mejor que la escena del café: un sádico atacando no es noticia, pero sí lo es un honrado desquiciado)...
Como curiosidad, no entiendo por qué la música plagia la sinfonía en re de César Franck, una obra y un compositor que se me antojan alejadísimos del universo langiano.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Glenn Ford oculta a Gloria Grahame en el hotel y no la registra, pero los matones la han seguido. Pues bien, tras recibir el castigo la pobre muchacha, y pendientes aún las cuentas con Bannion, ¡siguen los dos en ese hotel!
Peor aún: la mafia ya sabe la casa en que se encuentra la hija de Bannion; en vez de cambiarla de ubicación, pone a un ejército de cuñados para protegerla.
Lo peor de las historias alambicadas no es que tengan fallos de guión, sino que a sus responsables les den tentaciones de acabar en plan tragedia griega. Algo de eso hay, también, en "Los sobornados", con un final demasiado rebuscado.
Peor aún: la mafia ya sabe la casa en que se encuentra la hija de Bannion; en vez de cambiarla de ubicación, pone a un ejército de cuñados para protegerla.
Lo peor de las historias alambicadas no es que tengan fallos de guión, sino que a sus responsables les den tentaciones de acabar en plan tragedia griega. Algo de eso hay, también, en "Los sobornados", con un final demasiado rebuscado.