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8.2
27,490
Western
Brett McBain, un granjero viudo de origen irlandés, vive con sus hijos en una zona pobre y desértica del Oeste americano. Ha preparado una fiesta de bienvenida para Jill, su futura esposa, que viene desde Nueva Orleáns. Pero cuando Jill llega se encuentra con que una banda de pistoleros los ha asesinado a todos.
28 de julio de 2013
28 de julio de 2013
16 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película intenta construir tensión con casi tres horas de rostros en primerísimo plano, sudados y con moscas, preferiblemente. Una estética del feísmo y la brutalidad en los rostros que intenta casar con cierto clasicismo, (al final, vulgar academicismo), en las panorámicas de pueblos llenos de caballos y extras; o en recargados interiores con muchos objetos ganaderos, madera por un tubo y atrezzo para parar un tren, como si un decorado recargado pudiera ayudar a esta mierda. Perfecta para frikis y nostálgicos, hoy es imposible digerirla. La tensión se escapa a borbotones entre rostro y rostro, cuando comprobamos lo paupérrimo del asunto. Charles Bronson es de los mejores cómicos que recuerdo. Su rostro de granito, impérterrito siempre, y esa cara de imbécil puede llegar a ser divertida, al menos antes de verlo tan de cerca la primera hora y media. Otro tanto se puede decir de Robards, algo menos pétreo. Una época, la del spaguetti western, y una pretendida, pero falsa, épica que pasaron a los cajones de la historia, afortunadamente. Con mención especial para las tres insoportables notas del toque de armónica morriconianas. Otra "genialidad" que se pretendía intensa y se queda en cargante. No perdáis el tiempo, todo es más falso que los poblados del salvaje oeste de Almería. Si acaso, si sois muy fans de Cardinale o Fonda, (por muchos ojos azules que ponga, papel muy olvidable).