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Voto de José (FullPush):
8
Drama Texas, principios del siglo XX. Una historia sobre la familia, la avaricia y la religión. Daniel Plainview (Daniel Day-Lewis) se traslada a una miserable ciudad con el propósito de hacer fortuna, pero, a medida que se va enriqueciendo, sus principios y valores desaparecen y acaba dominado por la ambición. Tras encontrar un rico yacimiento de petróleo en 1902, se convierte en un acaudalado magnate. Cuando, años después, intenta ... [+]
29 de mayo de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy bestia esta Pozos de ambición. Muy negra, muy falta de fe, muy triste, y aun así, qué sobria, qué elegante, qué estilazo gasta, ¿verdad? Y es que hasta en eso se ponen de acuerdo los que la critican, principalmente por aburrida, cosa que entiendo. Pero esta vez no estoy en ese bando, hoy quería disfrutar de lo que llaman "buen cine" y así lo he hecho. No me arrepiento.

Paul Thomas Anderson, director al que, de momento, le conozco poco (ahí tengo Magnolia y Boogie Nights listas para cuando guste), dirige, perdón, DIRIGE esta profundamente humana -y ambiciosa hasta el insulto- historia de un hombre de contrastes sumido en un mundo a la par, voraz y fiero y sin embargo tan bello (esas torres de extracción rayando el cielo). Y digo dirige con mayúsculas porque son pocos los productos que nos llegan cada año que emanen ese aroma indescriptible, como de vino fermentado por las décadas en barricas de gran madera, lo que vienen llamándose "películas de Oscar", vaya. Así, los hay que le critican tanta corrección y poco riesgo, por saberles todo a ya visto, y los que, como yo esta noche, nos hemos rendido a cierta clase de evidencia latente en el subyugante retrato que personifica Daniel Day-Lewis con una interpretación estratosférica, o histérica, dependiendo del interlocutor, y dicha evidencia es, ni más ni menos, pareceres personales al margen, que la película es buena. Imperfecta y algo exagerada, sí, pero fascinante y cautivadora, de las que aplican sal en la herida y cauterizan, dejando la huella indeleble de su paso.

Obviando, pues, la posible alegoría y enfoque crítico analizables en la obra (aquí hay chicha pa rato), yo me quedo con el factor humano, apasionante. Habrá sangre, decían. En pocas palabras: película de aristas.
José (FullPush)
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