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Thriller. Drama
Cuatro jóvenes estudiantes con ganas de mucha juerga acaban en la cárcel, tras ser sorprendidas en una casa llena de drogas durante sus locas vacaciones escolares de primavera (spring break). Pronto salen bajo fianza gracias a un joven traficante de armas y de drogas (James Franco) que ve en las chicas a unas potenciales delincuentes que podrían serle útiles. (FILMAFFINITY)
21 de diciembre de 2013
21 de diciembre de 2013
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
De un tiempo a esta parte, allá por los inicios del siglo XX y el nacimiento del Modernismo y lo que vino después (algo así como la caída de todos los dioses, un crepúsculo del que todavía nos estamos intentando despertar, sin éxito); desde entonces, digo, la vida no ha vuelto a ser la misma. La vida... cuál de ellas, la de quién, de qué coño está hablando este colgao... dirán. Hablo de la concepción integradora de la existencia, si se tercia, o del hilo finísimo y tan frágil que nos envuelve y nos engulle a cada paso, haciendo necesaria la expresión, el arrebato, la llamarada de bilis y de sangre con afanes reivindicativos. El hilo, pues, esa ilusión de que avanzábamos por entre el laberinto bien sujetos, se rompió, y desde entonces nos acosan minotauros. Batallamos a tientas mientras reluce una palabra cual eslogan: vacuidad.
Spring Breakers no hace sino recoger este testigo y mirar cara a cara nuestra sociedad, sin artificios que suavicen el impacto, pero sí adornándose, que por algo somos la cultura de la imagen, 'la sociedad del espectáculo'. Una cabalgata horripilante, si me lo permiten. Pero las penas no son tales sin intento de integrarlas al discurso vital y cognitivo; hay que hacer poesía del absurdo, no queda otra. O quizá sí, quizá viajar al fondo del abismo y desatarse cual vorágine. Korine nos quiere seducir con su nihilismo y sus sentencias de caderas que perrean, con sus miradas hambrientas de carne y sus eternos festivales, pero la nostalgia está presente en cada acorde y la fiesta no es total. Nos falta algo y no es alcohol. Serán las almas.
La película no puede ser de otra manera. Se sabe hija de su tiempo y sus proclamas son tan nimias que parecen invisibles, pero no hay que conformarse. "Quiero ser mejor persona", dice un personaje en cierta escena; sin embargo, ¿cómo pretender andar en línea recta si en el mundo no nos quedan evidencias? Cualquier indicio de asidero es un engaño, un engañarse con el fin de tomar aire y retomar ese compás acelerado. Lengua fuera y a coger impulso, aprender un par de pasos, sublimar coreografías y dejarlos boquiabiertos. Hay un cierto poso nietzscheano en las entrañas de Spring Breakers, una celebración, después de todo.
"Como si la vida te dijese: mira, aquí me tienes, vuelve a intentarlo." (K. Iribarren)
Spring Breakers no hace sino recoger este testigo y mirar cara a cara nuestra sociedad, sin artificios que suavicen el impacto, pero sí adornándose, que por algo somos la cultura de la imagen, 'la sociedad del espectáculo'. Una cabalgata horripilante, si me lo permiten. Pero las penas no son tales sin intento de integrarlas al discurso vital y cognitivo; hay que hacer poesía del absurdo, no queda otra. O quizá sí, quizá viajar al fondo del abismo y desatarse cual vorágine. Korine nos quiere seducir con su nihilismo y sus sentencias de caderas que perrean, con sus miradas hambrientas de carne y sus eternos festivales, pero la nostalgia está presente en cada acorde y la fiesta no es total. Nos falta algo y no es alcohol. Serán las almas.
La película no puede ser de otra manera. Se sabe hija de su tiempo y sus proclamas son tan nimias que parecen invisibles, pero no hay que conformarse. "Quiero ser mejor persona", dice un personaje en cierta escena; sin embargo, ¿cómo pretender andar en línea recta si en el mundo no nos quedan evidencias? Cualquier indicio de asidero es un engaño, un engañarse con el fin de tomar aire y retomar ese compás acelerado. Lengua fuera y a coger impulso, aprender un par de pasos, sublimar coreografías y dejarlos boquiabiertos. Hay un cierto poso nietzscheano en las entrañas de Spring Breakers, una celebración, después de todo.
"Como si la vida te dijese: mira, aquí me tienes, vuelve a intentarlo." (K. Iribarren)