La la land o como toda la mercadotecnia y premios comprados de Hollywood te pueden vender un auténtico tostón ñoño romanticoide ultravisto.
Este drama romántico ya está muy trillado, no presenta novedad ninguna: chicos que se enamoran, flirteos, rosas, amor y finalmente desamor. Todo con ese toque hollywoodiense de los años treinta muy clásico.
La parte de musical realmente es poca porque esto, para mi no es musical, no hay mucha escenografía ni muchas canciones sonando continuamente como en todo musical, y menos mal, porque aparte de que las piezas son lo más soso que hay, en realidad todo se resume en una sola canción que se va repitiendo machaconamente a lo largo de la cinta.
Lo único que rescataría de este engendro de dos horas es su fotografía, con un cromatismo multicolor con tonos muy pastel desde azules, pasando por rojos y amarillos, y unos escenarios de los años dorados de Hollywood. Eso está muy bien conseguido y es lo único que me gusta (también que al protagonista le guste el jazz, muy buen gusto)
Fui a esta pelicula movido por las brutales puntuaciones que tiene, (qué engañado estaba!) y desde el prólogo ya sabía que esto iba a ser una castaña, no obstante, decidí darle una oportunidad para no juzgar sin verla.
Y de verdad, no perdais el tiempo en esta abominación. No atrapa, no capta ni te sientes atrapado por los personajes que no te los crees. Nada es atrayente y no es interesante. No vayais buscando algo que no encontareis aquí.