Llega a nuestras pantallas el biopic dirigido por Rupert Goold ('Una historia real'), que retrata los últimos años de la ya decadente estrella, centrada en los irregulares conciertos que hizo al London Palladium, ante un público dividido, a causa de las excentricidades de la ex-diva. La texana Renée Zellweger se vuelve a poner frente a las cámaras para interpretar un papel que parece que lo estaba esperando, puesto que hay un indiscutible mimetismo con su alter ego.

La que fue la divertida Bridget Jones, ahora afronta un papel diametralmente opuesto a los que nos tenía acostumbrados, pleno de infinidad de matices, que solo una actriz con su valía y solvencia podía afrontar con éxito. Buena muestra del gran trabajo realizado es el reciente Globo de Oro a Mejor Actriz de Drama, que la coloca en muy buena posición en la carrera hacia Oscar.

Sin embargo, la cinta de Goold no destaca especialmente por sus virtudes cinematográficas ni narrativas, pasando automáticamente a formar parte de la larga lista de biografías musicales de manual del Séptimo Arte, recientemente de moda gracias al éxito de 'Bohemian Rhapsody', 'Rocketman' o 'A Star is Born'. Curiosamente, este último film, protagonizado ahora por Lady Gaga, ya lo interpretó el 1954 Judy Garland.